Redacción Construir
Una cocina bien diseñada considera desde la adecuada disposición de los espacios de almacenamiento, lavado y preparación de alimentos, hasta el eficiente equipamiento de modulares, cajonerías, electrodomésticos; pasando, obviamente, por el dimensionamiento de las circulaciones y las alturas de los muebles, dice la arquitecta María Varela.
Un par de centímetros de más o de menos pueden ocasionar desde simples molestias (estirar más los brazos para alcanzar un objeto) hasta graves accidentes, especialmente con los más pequeños (un estante de fácil acceso, un puerta mal ubicada…).
Las circulaciones son el eje del diseño ergonómico: deben ser fluidas y permitir un óptimo aprovechamiento de todas las subáreas, sigue Varela.
Una circulación reducida, de menos de 90 centímetros, por ejemplo, impide usar adecuadamente los distintos elementos que integran la cocina.
Una excesiva, en cambio, hace que el trabajo sea más cansado y el piso se ensucie más.