Mohamed Abujude les cuenta a sus compañeros sobre la Navidad en Palestina. Foto: Julio Estrella / EL COMERCIO
Ocho niños de Inicial y primero de Básica encendieron las luces de la januquiá (candelabro) en el programa Let it Shine en el Colegio Alberto Einstein, en Quito. Cada luz brilló junto con un deseo.
El programa fue un espacio para resaltar la prevalencia de la luz en las culturas del mundo. El candelabro de nueve brazos (en el centro hay uno adicional, ‘piloto’) es parte de la Janucá o Fiesta de las Luces; dura ocho días y coincide con la época navideña. “Tratamos de difundir que cuando uno prende una vela pequeña puede iluminar a todos”, anota el rabino Nir, de la comunidad judía de Ecuador.
La Constitución del país establece que la educación pública debe ser laica en todos sus niveles. Por eso –señala Julia Álvarez, del Einstein–, en la institución no se promueven creencias religiosas. Por ejemplo, no celebran la Navidad.
Pero sí se da a conocer la parte cultural de los alumnos que provienen de comunidades como la judía. “Los niños conviven desde edades tempranas con otras formas de pensamiento”.
El tema religioso se maneja en casa y también permite la relación entre compañeros. Los chicos católicos del Einstein, por ejemplo, invitan a sus amigos judíos a su Primera Comunión. Y estos últimos, a su Bar mitzvah, una ceremonia que realizan a los 13 años y con la que pasan a formar parte de la comunidad judía.
Nir considera que lo primordial es que los estudiantes convivan en paz. “Eso se consigue en la diversidad”.
En la Escuela República de Bolivia, los chicos del sexto de Básica esperan con ansias el programa navideño. Bailarán y cantarán villancicos. Forman un círculo en el patio y hablan de la época. Mohamed Abujude les cuenta que en Palestina, de donde él viene, no se decoran árboles ni pesebres, pero sí se comparte en familia.
De sus cuatro años en el país, el niño de 11 destaca la emoción que le causa recibir su funda de caramelos. Aunque aún añora comer los dulces árabes que probaba en esta época.
Niños del Colegio Einstein encendieron la januquiá, en su programa anual Let it Shine. Foto: Vicente Costales / EL COMERCIO
Algunos compañeros –dice– le cuentan que Papá Noel trae regalos en Navidad. “En el aula lo dicen, pero es un invento, Papá Noel no existe”.
En el plantel fiscal, con alrededor de 12% de alumnos extranjeros, entre ellos árabes, se busca la inclusión de expresiones de cada lugar. El objetivo –dice la maestra Cecilia Cóndor– es que los chicos aprendan unos de los otros.
Incluso los estudiantes venezolanos han compartido con ecuatorianos algo de su cultura. Con su familia, Ana Piña preparó el menú navideño de su país -pan de jamón y hallacas- para compartirlo con sus compañeros de gimnasia.
Lo fundamental para que la diversidad de creencias sea un aprendizaje –reflexiona Paola Ruales, rectora del Colegio Gonzalo Ruales Benalcázar– es que no se haga diferencias para nadie. Para ello, en ese plantel impulsan la convivencia entre padres e hijos.
Fátima Larco es madre de familia de dos de los 400 estudiantes del plantel particular, y pastora evangélica. Integra la organización del concurso de coros, que se realiza tradicionalmente por Navidad. Se hace durante una noche, para compartir experiencias.
La comunidad evangélica tiene espacio en este encuentro para hablar de sus símbolos y concienciar sobre la relación que ellos mantienen con su ser espiritual, señala la rectora Ruales. Eso permite a la comunidad educativa reflexionar y respetar las diferencias.
Con la idea de que un trato equitativo es la clave, coincide Patricia Muñoz, miembro de la comunidad bahaí de Quito. Recuerda que sus tres hijos estudiaron en dos colegios particulares, uno de ellos religioso.
Ahí -señala- tuvieron la oportunidad de incorporarse a las tradiciones cristianas sobre el nacimiento de Jesús. Y también compartieron sus propias celebraciones con los compañeros cristianos.
Aunque la Navidad no tiene ningún significado para ellos, sus hijos participaron como todos los estudiantes. “Nuestros hijos se relacionan en el medio escolar, pero dentro de la comunidad vivimos nuestros propios días sagrados.
La fe Bahaí tiene nueve celebraciones, una es el Ayyám-i-Háuna época de festejos y ayuno; también se considera en el calendario de colegios como el Einstein, al que asisten alumnos de la comunidad bahaí.
En contexto
La próxima semana se realizan festejos navideños en la mayoría de planteles. Ni judíos ni bahaís los celebran. LaFiesta de las Luces judía, la Janucá, este año es del 22 al 30 de diciembre. El Bahaísmo festeja el nacimiento de su fundador el 12 de noviembre.