Convencido de una victoria eminente, en el verano europeo de 1914 el káiser Guillermo II despidió a las tropas alemanas con un optimismo desmesurado: “Estarán en casa antes de que las hojas caigan de los árboles”, les dijo.
Fue una de las predicciones más fallidas de la historia: durante los siguientes cuatro años, el mundo sucumbió ante la Primera Guerra Mundial (1914-1918), que dejó diez millones de muertos y veinte millones de heridos.
A 100 años del inicio de la Gran Guerra, los paralelismos del mundo actual con aquella época inquietan: proliferan ideologías extremistas, furias nacionalistas y ambiciones imperialistas.
“La Primera Guerra Mundial puso fin a cuatro imperios, reconfiguró el mapa de Oriente Medio, dio pie a la revolución bolchevique y, eventualmente, a la Gran Depresión, Adolf Hitler y la Segunda Guerra Mundial. Aún vivimos en las sombras de ese gran desastre.
Varias de las regiones en crisis de aquel entonces también lo están ahora”, dijo el economista Jeffrey D. Sachs, asesor especial del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon.
Aunque no existe ninguna guerra activa declarada oficialmente entre diferentes Estados, el mundo es testigo de al menos diez grandes conflictos armados que dan cuenta de una realidad: al igual que 100 años atrás, el orden internacional vigente se despedaza.
Según los analistas, la ruptura del orden internacional es causa directa de esas agitaciones que irrumpen, cada vez con más violencia, en diversos rincones del mundo, y que son incapaces de apagarse sin un ejército de diplomáticos. Pero mientras que las zonas calientes se multiplican, nadie, empezando por Estados Unidos, parece dispuesto a apuntalar una estructura global. En los últimos seis años, el mundo se volvió menos pacífico.
Los conflictos en Iraq, Siria, Afganistán, Sudán y República Centroafricana, en particular, ayudaron a lastrar el Índice de Paz Mundial anual del Instituto para la Economía y la Paz.
Sin embargo, si bien resulta fácil para muchos vincular el reciente estallido de conflictos al repliegue estadounidense durante la administración de Barack Obama, no es una asociación del todo correcta, según analistas.
Es, en todo caso, tan errónea como culpar a la administración de George W. Bush, que sobrerreaccionó en más de una oportunidad, de todos los focos actuales de inestabilidad mundial.
Ian Bremmer, presidente del grupo Eurasia, creó el término “mundo G-0”, para explicar el orden global en el que vivimos.
“Estamos en un mundo en el que ningún país o grupo de países quiere o puede asumir un liderazgo mundial y marcar la agenda internacional”, declaró.
Hoy rige el multilateralismo, que convive codo a codo con el ascenso de poderes regionales, y el colapso del viejo y autoritario orden en Oriente Medio.
Esta nueva estructura, en el mundo interconectado actual, no deja ningún país al margen. Y mientras los desafíos al orden internacional queden impunes, los conflictos arderán con más fuerza y duración.