El excongresista Odín Sánchez fue liberado por el ELN, el jueves; así se cumplió un acuerdo con el Gobierno. Foto: Archivo / EL COMERCIO
La mesa de negociaciones entre el Gobierno de Colombia y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) se instalará mañana, martes 7 de febrero del 2017, a las 17:00. Será en la hacienda colonial Cashapamba, una propiedad de la comunidad de jesuitas, situada en el suroriente de Quito.
La hacienda, cuyo nombre significa “Llano de Espinos” en idioma quichua, está integrada por dos casas con amplios salones y exteriores con canchas para deportes, piscina y estacionamientos para automóviles, según un folleto promocional. En general, las instalaciones están adecuadas para eventos sociales y seminarios, pero se alquilan también a particulares, en especial para bodas, actividad que cesará mientras tengan lugar las conversaciones.
El Gobierno ecuatoriano escogió esta locación, la propuso a las delegaciones y se hicieron algunas adecuaciones, sobre todo para garantizar la seguridad y ofrecer alojamiento.
Personal especializado colocó cámaras de seguridad en el amplio recinto, vigilado desde octubre por personal militar. También se hicieron trabajos de pintura y de jardinería. La extensa propiedad colinda con la urbanización San Ignacio de Cashapamba, a cuyos residentes les causa temor que la tranquilidad del lugar se vea afectada por el movimiento de operarios y uniformados.
Cuando el canciller de Ecuador, Guillaume Long, reveló la sede de los diálogos, indicó que sería en Cashapamba, propiedad de los jesuitas administrada por la Universidad Católica. El recinto fue cedido para las conversaciones y la previsión es que sea usado durante 45 días.
Ambos sectores cumplieron con parte de los acuerdos que se realizaron previamente. El ELN liberó al exsenador colombiano Odín Sánchez, cuyo secuestro se había convertido en el gran obstáculo para iniciar las conversaciones. Al tiempo, el Gobierno indultó a dos guerrilleros enfermos y excarceló a dos, quienes serán gestores de paz.
Precisamente, en octubre del 2016 no se inició la fase pública de negociaciones en la Capilla del Hombre, en el norte de Quito, porque la guerrilla no liberó al exsenador.
Pese al optimismo de las partes de terminar con el conflicto armado, tal como ocurre con las FARC, la revista Semana de Colombia hizo un análisis de las diferencias entre ambos procesos.
La publicación colombiana recordó que cuando comenzó el proceso con las FARC, se dijo que tardaría meses. No obstante, tomó cuatro años. Esto fue posible porque Santos ganó la reelección y pudo continuar las conversaciones durante su segundo Gobierno.
La ventana de oportunidad de una negociación con el ELN es más corta. El Gobierno cuenta apenas con año y medio para avanzar lo suficiente como para que el presidente la termine o la deje en un punto irreversible. Sin embargo, ya esa guerrilla ha dicho que no se dejará presionar por el tiempo.
Las autoridades de Ecuador, país garante, se han puesto a disposición de los involucrados para garantizar que las negociaciones fluyan. Entre los puntos críticos están la desmovilización, la inserción de los guerrilleros, la apertura de
procesos judiciales y otros.