La tradicional Diablada Pillareña se realiza de forma virtual por el covid-19

La Diablada Pillareña se realizó vía virtual desde la Hacienda Huagrahuasi, en el cantón Píllaro, debido a la pandemia del covid-19. Foto: cortesía Municipio de Píllaro.

La Diablada Pillareña se realizó vía virtual desde la Hacienda Huagrahuasi, en el cantón Píllaro, debido a la pandemia del covid-19. Foto: cortesía Municipio de Píllaro.

La Diablada Pillareña se realizó vía virtual desde la Hacienda Huagrahuasi, en el cantón Píllaro, debido a la pandemia del covid-19. Foto: cortesía Municipio de Píllaro.

Por primera vez en casi un siglo de tradición, la Diablada de Píllaro, declarada como Patrimonio Cultural Inmaterial del Ecuador en el 2008, se realiza sin público.

Tampoco recorre las calles del cantón Píllaro, en Tungurahua, como se acostumbraba del 1 al 6 de enero de cada año. La medida adoptada busca evitar las aglomeraciones y los contagios de covid-19.

Este año, la pandemia hizo que el festejo se redujera de seis a dos días (1 y 6 de enero del 2021) y sea transmitida vía virtual por la página de Facebook del Cabildo.

El viernes 1 de enero, la fiesta se encendió con la música interpretada por la banda del Municipio de Píllaro. 30 personajes entre diablos, capariches, parejas de línea y guarichas entraron en escena.

Ellos bailaron al son del ‘Píllaro Viejo’ en el patio central de la antigua hacienda Huagrahuasi de la parroquia San José de Poaló, situada a 40 minutos al oriente del cantón.

La fiesta fue protagonizada por los cabecillas de las partidas de la Diablada Pillareña que arribaron de los sectores Tunguipamba El Rosal, Cochaló, Robalinopamba, Cochaló, La Florida, Guangüibana La Paz y el Colectivo Minga Cultural.

Al ingresar a la hacienda ellos tuvieron que pasar por un control de temperatura. Además, usaron mascarillas y gel antiséptico.

El sitio de la presentación de la Diablada fue un secreto. Las autoridades del Cabildo pillareño temían que al conocer el lugar la gente se levantara y acudiera a mirar el espectáculo.

“Elegimos un sitio distante, para que la gente no venga y se quede en casa, y no haya aglomeraciones. No queríamos quedarnos sin nuestra tradición, que es un patrimonio cultural reconocido internacionalmente”, dijo el alcalde Francisco Yanchatipán.

Los organizadores también escogieron la hacienda Huagrahuasi porque la tradición de la Diablada surgió en las haciendas, en la época de la Colonia. Diana Mecías, directora de Cultura del Municipio de Píllaro, explicó que de acuerdo con los resultados de las investigaciones para que la Diablada de Pillareña fuera declarada como Patrimonio Cultural Intangible, los gamonales de las haciendas y representantes de la Iglesia permitían a los indígenas realizar fiestas en el Año Nuevo. Ellos se disfrazaban de diablos para burlarse de sus opresores, dando origen a la celebración. Desde entonces se fue organizando la fiesta que coincide con los Santos Reyes.

“Cada año bailo para el público. Aunque estoy feliz por haber podido continuar con la tradición este 2021, no puedo dejar de sentir también mucha nostalgia porque la Diablada no recorrió las calles”, dijo Carlos Velasco, cabecilla de la partida de Guangüibana La Paz.

Las autoridades anunciaron que el 6 de enero los diablos volverán a bailar, aunque no se dio detalles del sitio; será a las 12:30 y tendrá una duración de 60 minutos, para evitar que la gente asista. Ese día bailarán cuatro representantes de las partidas de Rumihuaico, Marcos Espinel, Chacata El Carmen, Rocafuerte, La Elevación, Santa Marianita y Diablada Infantil.

María Toscano prepara su vestimenta para bailar como pareja de Línea el miércoles 6 de enero. Realizó algunos arreglos a las prendas compuestas por una careta metálica, un sombrero de paño de ala corta, una blusa y la falda plisada. “Por la pandemia debemos bailar 4 representantes por partida para evitar posibles contagios del virus”.

La cancelación de la Diablada también golpeó con fuerza la economía de Píllaro, afectada por la pandemia. Propietarios de restaurantes, hoteles, artesanos y otros negocios confiaban en la alta concurrencia de personas en los seis días de fiesta. Esto generaba ingresos cercanos a USD 1,2 millones, de acuerdo con un informe emitido por el Municipio de Píllaro.

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