Una enfermera que pidió el anonimato (como dicen los periodistas misteriosos) le contó a esta pobre cobra del desierto la plena de lo que ocurrió en el Ynstituto Ecuatoriano de Seguridad Social, Yes.
Y como esta cobra es más chismosa que el Rolindo Chapana y el Alexis Mira, les cuento lo de la enfermera que prefirió la reserva de la fuente (no sé de qué fuente, pero, bueno).
Resulta que cuando los galenos le sacaron el pedazo de rodilla a Su Majestad casi se van para atrás. ¿Saben lo que encontraron? Bolones de verde con aceite de chancho, maduros fritos, café, chicha, seco e’ chivo, ceviche pata’ e mula, tortillas, chorizo, sánduche de chancho, en fin, toda la comida láit que ingiere cuando va por los pueblos enlanzando al país.
También le extirparon una peligrosa sobrecarga de palabras, apodos, insultos, burlas, ironías y gritos. Y, finalmente (según la enfermera cuyo nombre guardaré hasta las últimas consecuencias, o sea hasta que el Jalkh envíe un ejército de policías a sacarme la informacíón) se halló un nivel elevado de periplos, es decir, de viajes al exterior.
Como todo eso le está haciendo daño, no solo le pusieron prótesis sino que le prohibieron comer, hablar y viajar. Y él aceptó, poniéndose por primera vez de rodillas ante las circunstancias, solo para que le den el alta y no la baja.