Caracas. AFP
Largas filas para comprar televisores o neveras, supermercados prácticamente desvalijados, parálisis en los mercados cambiarios y una confusión general entre los ciudadanos se sentían ayer en las calles de Caracas tras la devaluación del bolívar decretada el viernes.
“Desde el sábado hemos vendido el triple”, se felicita Robinson, propietario de una tienda de electrodomésticos de Caracas, sonriente ante la larga fila de clientes que se agolpa a las puertas de su comercio.
Televisores, neveras, hornos y reproductores de música vuelan de las estanterías de su comercio. El viernes, el Gobierno venezolano anunció una devaluación del bolívar, cuyo precio estaba congelado en 2,15 por dólar desde 2005. y estableció un tipo de cambio doble.
Así, el dólar costará 2,60 bolívares para las importaciones de alimentos, medicamentos, remesas y todas las compras en el exterior del sector público. Para el resto de las importaciones y para cambiar los dólares obtenidos de la venta del petróleo, el billete verde valdrá 4,30 bolívares.
Ayer, en la apertura de bancos, casas de cambio y empresas, la situación era de gran confusión.
El domingo, Chávez amenazó con expropiar los negocios que suban sus precios de forma abusiva, y ayer comenzó la fiscalización de comercios. “¿Quiere ponerme un tanque delante de la puerta de la carnicería para ahuyentar a los clientes? Uno a veces solo tiene ganas de cerrar el negocio”, lamentó un carnicero de 72 años.
La parálisis era total en el mercado del llamado ‘dólar permuta’, un tercer tipo de cambio que ha sido usado por buena parte de los importadores ante la reducción de divisas concedidas por el Estado. En este mercado el precio del dólar se disparó en los últimos meses. Chávez afirmó que el Gobierno va a realizar intervenciones firmes para domar esta economía paralela.