El 20 de noviembre del 2008, en el auditorio de Ciespal en Quito, los acólitos del Gobierno proclamaban que ese día era ‘histórico’ para la economía ecuatoriana. La tarde de ese jueves se presentó ante las principales autoridades, el informe de la Comisión para la Auditoría Integral del Crédito Público, en donde se concluía que un buen tramo de la deuda externa que había acumulado el Ecuador era ilegítimo.
A renglón seguido, el Régimen anunciaba que no se pagaría la deuda “ilegal, ilegítima y corrupta”. El 12 de diciembre de ese mismo año, Ecuador cayó en mora al no pagar los intereses de los bonos Global 2012; es decir, el país entró en ‘default’.
Los discursos que acompañaron esas trascendentales decisiones políticas y económicas cuestionaron en duros términos a los organismos internacionales de crédito, a los acreedores internacionales, a las exautoridades económicas que dieron paso a los agresivos endeudamientos externos, entre otros ‘acusados’.
Uno de los movimientos más entusiastas frente a esas decisiones era (o es) Jubileo 2000, una organización cuyo lema es (o era) “La vida antes que la deuda” y cuyos principales cuadros fueron y son colaboradores cercanos de la actual administración.
Transcurridos seis años de ese “histórico momento” y ante la necesidad de obtener más recursos, el Régimen tuvo que recurrir este año de nuevo a esos organismos y a esos acreedores, para financiar un déficit calculado en unos USD 5 000 millones, en el Presupuesto de este año.
El Régimen ha emprendido desde el 2010 un proceso de endeudamiento público, tanto interno como externo, que se aceleró en el 2012 con China y que llegó a uno de sus momentos más representativos en las últimas semanas con el acuerdo suscrito con Goldman Sachs y la emisión de bonos por USD 2 000 millones. Sería bueno conocer ahora qué opinan quienes criticaron el endeudamiento externo y ante todo proclamaban: “La vida antes que la deuda”.