Siete detenidos por Odebrecht y Petroecuador están en tres cárceles

PAtricio Teràn / El Comercio Carlos Pareja Yannuzzelli llegó a la Fiscalía, a las 08:15 de ayer, con custodia policial.

PAtricio Teràn / El Comercio Carlos Pareja Yannuzzelli llegó a la Fiscalía, a las 08:15 de ayer, con custodia policial.

Actualmente el exministro de Hidrocarburos, Carlos Pareja Yannuzzelli, está apresado en la Cárcel 4 de Quito. Foto: Patricio Terán / EL COMERCIO

Para entrar al CDP de Quito hay que pasar tres filtros de seguridad. En el primero, un policía ubicado debajo de una puerta de metal verifica las cédulas. Luego, en una sala, otros dos uniformados piden a los visitantes que levanten los brazos y revisan que no ingresen celulares, drogas o armas.

Un metro más adelante, una mujer del Cuerpo de Seguridad penitenciaria registra los nombres y los números de cédula de cada uno. El sello azul es el último paso, adentro lo primero que se ve es un patio, luego un pasadizo que lleva a un edificio de tres pisos.

Allí están arrestados dos ex altos funcionarios de Gobierno, investigados por la corrupción en Petroecuador. Y otros tres que son indagados por Odebrecht.

Nancy Guamba dirige el CDP y muestra en dónde están recluidos el exministro Alecksey Mosquera, el exgerente de Petroecuador Álex Bravo, el exgerente de Refinación Diego Tapia y los empresarios José Terán y Diego Cabrera.

La directora sube hasta el tercer piso por unas escaleras sin pasamanos. Todo está vigilado por cámaras y solo se ven las rejas que cubren las celdas del pabellón El Condado. En la número 3 está Bravo. Es miércoles. Minutos después de las 17:00, un reportero de este Diario entró al lugar. Una guía, con botas y uniforme camuflaje, tocó una puerta de madera y, al abrirse, el exgerente de Petroecuador estaba sentado en un taburete. En la celda, que mide 2,5 por 2 metros, hay dos literas, con seis camas.
El calor es intenso. Por eso, la mayoría no lleva camiseta. Solo Bravo, acusado de actos de corrupción, vestía un saco anaranjado y un calentador azul.

Acababa de bañarse y su pelo todavía estaba mojado.
Saluda y enseña su celda. Sobre las camas está tendida ropa húmeda, que acaba de lavar. Bravo tiene tres mudadas y dice estar bien así. Habla al apuro y apenas menciona que en la biblio­teca del CDP encontró una “maravilla”. Es un libro titulado ‘El poder del petróleo’.

Los textos bíblicos no le llaman la atención, pues asegura que nunca fue tan creyente.

También se inscribió en un taller de guitarra. “Quiero aprender a tocar, ya que en la universidad no pude”.

La Directora ha observado a Bravo desde el 11 de agosto, cuando llegó desde la Cárcel 4. Ahora, el exgerente también hace figuras con papel. Eso es lo más común entre los internos.

Alecksey Mosquera, exministro de Electricidad, también lo practica, pues está recluido en ese centro desde abril. Él es indagado por supuesto lavado en la trama de corrupción de Odebrecht.

Está recluido en el pabellón Miraflores. Allí viven solo internos de la tercera edad y quienes están enfermos.

En la puerta de su celda está una imagen de Jesús con la frase “En ti confío”. Ese miércoles no estuvo allí, pues acudió a una audiencia judicial.

Él comparte la celda con otras siete personas. El lugar es pequeño. Las camas están tendidas, pero la ropa se encuentra dispersa. Sobre la puerta hay un compartimento y allí guardan tarrinas de plástico y cucharas. Todos comen en las celdas, pues en el CDP no hay comedor. Los internos bajan al primer piso, reciben los alimentos en un salón y regresan a los pabellones. Eso se repite a las 07:00, 12:00 y 17:00.

El miércoles, por ejemplo, almorzaron sopa de fideo y arroz con un pedazo de carne y maduro. Para la merienda, el menú era arroz con menestra de verde y un huevo frito. Bravo dice que la comida es buena.

Eso también sostuvo Calvopiña, el lunes, antes de irse.

La directora Guamba recuerda que el exgerente de Petroecuador no quería que lo llevaran a Latacunga. Dice que Calvopiña llegó a adaptarse, pese a que al inicio generó conflictos, pues amenazó con coserse la boca sino lo llevaban a la Cárcel 4 de Quito, en donde actualmente está apresado el exministro de Hidrocarburos, Carlos Pareja Yannuzzelli.

Este Diario también entró a ese lugar. Allí, el panorama es distinto. En el lugar viven 57 internos. En el patio, los detenidos juegan cartas y escuchan música ranchera. Hay una mesa de billar y un taller de carpintería, en donde hacen camas, sillas y adornos para las casas. En las tardes juegan vóley y en las mañanas hacen aeróbicos. Eso hizo Pareja desde el 11 de agosto, cuando se entregó a la Policía, pero ahora solo pasa en su celda y a diario pide que le compren el periódico. Él ocupa una celda individual. La directora del centro, Nancy Cárdenas, dice que el exministro no socializa mucho con los demás internos.

Los guías que lo vigilan cuentan que evita hacer amistades con otros presos. Allí están el exjefe de la Policía Fausto
Tamayo y el exteniente Alexis Cifuentes, ambos condenados por los pases policiales.

Todos caminan por el único patio que hay en el presidio, ubicado al norte de Quito. En el grupo aparecen los exdirectivos de la Ecuafútbol Pedro Vera y Hugo Mora, sentenciados por lavado de activos en el caso FIFAgate.

Nadie habla de Pareja, El miércoles, la puerta de su celda estuvo cerrada. Lo que se sabe es que la primera noche uno de los internos prestó al exministro una cobija y un saco de lana. Luego, sus abogados le llevaron otras prendas. Son su únicas visitas, pues hasta el miércoles pasado ningún familiar había llegado.

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