Cinco sospechosos acusados de haber incendiado el campo de migrantes de Moria, el más grande de Europa, fueron detenidos. Foto: REUTERS.
La policía de la isla griega de Lesbos detuvo a cinco migrantes sospechosos por el incendio que destruyó la semana pasada el campo de migrantes de Moria, el más grande de Europa, indicó este martes 15 de septiembre del 2020 el ministro griego de Protección Civil, Michalis Chrysohoidis.
“Cinco jóvenes extranjeros fueron detenidos y un sexto fue identificado y es buscado”, dijo Chrysohoidis a la agencia estatal ANA.
Una fuente de la policía local dijo que el lunes 14 de septiembre se llevó a cabo un operativo para detener a los sospechosos al costado de una carretera en la que miles de solicitantes de asilo duermen desde que ardió el campo el 8 de septiembre.
Se cree que el sexto sospechoso huyó de la isla, agregó la fuente.
Las nacionalidades de los sospechosos no han sido reveladas.
Unos 12 000 migrantes del campo de Moria en Lesbos se encuentran sin refugio desde el incendio y duermen en edificios abandonados, al costado de carreteras e incluso en techos.
El gobierno acusó el lunes a migrantes de haber incendiado el campo. “Fue quemado por refugiados y migrantes que buscaban chantajear al gobierno para que fueran transferidos rápidamente desde la isla” al continente, afirmó Stelios Petsas, portavoz del gobierno griego en conferencia de prensa en Atenas.
En la madrugada del 9 de septiembre, el mega-campamento de Moria, el más grande de toda Europa, erigido hace cinco años en el momento álgido de la crisis migratoria, fue por completo destruido por las llamas, dejando al raso a sus ocupantes, que vivían allí en condiciones insalubres.
Muchos exiliados, que se albergaban en Moria desde hace meses, inclusive años, rechazan ir a las nuevas instalaciones levantadas apresuradamente por las autoridades, por temor a no poder salir de la isla una vez dentro de éstas. Aunque otros sí lo hacen, les guste o no.
“No tengo otra opción” , afirma Pariba, una mujer afgana que llegó a entregar sus papeles después de diez meses en Moria. Con sus tiendas blancas, el nuevo campamento “parece duro, con el sol dando directo y sin sombra. Pero voy a ir mañana porque no me queda otra opción”.