Ecuador, al igual que el resto de la región, aplica un diagnóstico mediante descarte. Foto: Mario Faustos / EL COMERCIO
Desde diciembre de 2019, cuando se detectaron los primeros casos del nuevo coronavirus, China ha perfeccionado los métodos de diagnóstico y ha implementado reactivos más avanzados. Su desarrollo partió del genoma del virus, un ‘zoom’ a su ARN que se logró el 7 de enero de 2020.
Esa información fue publicada en el GenBankexternal, una base de datos global de secuencias genéticas que puede ser utilizada por los laboratorios del mundo. 17 días después, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) sumaron a esa gran base el genoma del virus detectado en el primer paciente reportado en Estados Unidos.
La información genética del virus es clave para la detección mediante análisis de biología molecular, que por ahora se realiza en pocos países. Ecuador, al igual que el resto de la región, aplica un diagnóstico mediante descarte. Es decir, se aplican pruebas para identificar una serie de virus respiratorios. Si todas resultan negativas, existe la sospecha del coronavirus de Wuhan y se envían las muestras a los CDC para su confirmación.
El Hospital Luis Vernaza, de la Junta de Beneficencia de Guayaquil, es parte de la red nacional de centros centinela en el país, especializados en la atención de pacientes con infecciones respiratorias agudas graves (IRAG).
Su laboratorio de Biología Molecular cuenta con reactivos para detectar una serie de virus respiratorios, entre ellos seis especies de coronavirus que circulan desde años atrás en el mundo. Fred Luzuriaga, jefe de Laboratorio Clínico del Vernaza, muestra una de los paneles respiratorios que utilizan, una especie de cuadrilla que contiene reactivos para alertar la presencia de al menos 18 subtipos de virus.
Mediante este panel se puede detectar influenza, adenovirus, parainfluenza, rinovirus y una variedad de coronavirus como 229E, OC43, NL63 y HUK1 (asociados con un resfriados comunes), más el MERS-CoV y el SARS-CoV (vinculados con infecciones respiratorias más graves).
Para coronavirus, el biólogo Francisco Sánchez explica que es necesario obtener muestras de lavado bronquial, aspirado bronquial, líquidos pleurales o una biopsia pulmonar del paciente. En laboratorio se separa el ADN de la muestra, que luego se mezclará con los reactivos –sustancias químicas– en un termociclador en tiempo real, un equipo para pruebas de biología molecular o PCR.
El Vernaza tiene tres máquinas para PCR. Los resultados se obtienen en no más de dos horas.
Los casos sospechosos, que no responden a ninguno de los virus para los que hay reactivos, son notificados al Centro de Referencia Nacional para Influenza y otros virus respiratorios, que es parte del Instituto Nacional de Investigación en Salud Pública (Inspi). Este laboratorio envía por ahora las muestras para confirmación de 2019-CoV al CDC.
El Hospital Luis Vernaza de Guayaquil tiene tres máquinas para PCR. Los resultados se obtienen en no más de dos horas. Foto: Mario Faustos / EL COMERCIO
Las pruebas de biología molecular son vitales para definir al paciente. César Narváez, coordinador del Servicio de Infectología del Vernaza, explica que con los resultados se pueden tomar medidas más claras en cuanto al tratamiento, como el aislamiento del afectado y la aplicación de cercos epidemiológicos para los posibles contactos.
Lo que por ahora se conoce del 2019-nCoV es que puede causar afectación pulmonar. Esto puede generar dificultad para respirar, problemas de presión arterial e incluso facilitar la proliferación de bacterias que pueden complicar el cuadro.
Las cuatro especies de coronavirus asociadas con resfriados simples suelen causar entre un 15 y 20% de los cuadros gripales comunes que se registran en diversos países, como señala Andrés Díaz, jefe de Infectología del Hospital Guayaquil.
Mientras que el SARS (reportado en 2002) tuvo una letalidad del 10%. Y el MERS (que surgió en 2012) sigue generando cuadros graves en el mundo. Ambos aparecieron por recombinaciones genéticas. Originalmente sus huéspedes eran animales pero lograron pasar a humanos.
Es lo que ha ocurrido con el novel coronavirus. Díaz, quien además es el vicepresidente de la Sociedad de Infectología del Guayas, indica que por ahora la transmisión de persona a persona es limitada, pues debe existir un contacto muy cercano para el desarrollo de la enfermedad. Sin embargo, su evolución sigue bajo observación debido a la capacidad de mutación de los virus.