A veces estoy por creer que el nuestro es un país abandonado de la mano de Dios, sin escapatoria. La paz con el Perú, a costa de someternos a todas sus pretensiones territoriales, llegó a ser aceptada con resignación en el entendimiento que nos había llegado la hora del adiós a las armas y un hasta aquí de la africanización que señalaban los indicadores de nuestro desarrollo humano.
Con la paz vendría la serenidad que se requería para arrinconarle al capitalismo salvaje que para nuestra desgracia nos había tocado, a más de contar con los recursos que nos permitieran iniciar en firme las transformaciones que por siglos se hallaban en espera. Es en estas circunstancias y con tal ánimo, creo yo, que Rafael Correa llegó a la Presidencia y, luego de elecciones libres, está por iniciar su segundo mandato.
Destino cruel: ahora resulta que la amenaza de una guerra nos viene del Norte. Con la venia de Uribe y Santos, Colombia se ha convertido en “el epicentro de los cultivos de coca de la región” y “es también el origen de las principales rutas del narcotráfico”, según Claudia López, de El Tiempo de Bogotá. Como la amenaza ya no es el comunismo, con un cinismo fuera de toda medida quienes mandan en Colombia se han constituido en abanderados de una cruzada contra el narcotráfico y el terrorismo y nada les arredra como cuando nos invadieron y se jugaron el rechazo continental, o cuando lanzan mentiras cerdosas como ese video del ‘Mono Jojoy’ con los que pretenden descalificar al Gobierno de Correa, tal como sucedió con el de Zelaya en Honduras, con los resultados conocidos.
Hay mucho más. Me reafirmo en sostener que el petróleo en manos del coronel Chávez les resulta insoportable a quienes vieron esfumarse de las manos esa inmensa riqueza, a más de que con tales recursos el Presidente venezolano tiene un gran impacto cuando se los orienta en proyectos de gran alcance como los que apuntan a la independencia energética de Sudamérica. Como repetir en Venezuela lo que se hizo en Iraq está fuera de todo sustento y más si el Presidente de los EE.UU. es Obama, las transnacionales han visto en el dúo Uribe-Santos los peones ideales para encender la chispa: otra invasión a Ecuador para liberarlo del ‘terrorista y narcotraficante’ presidente Correa, momento en el cual el Gobierno venezolano dispondría la movilización de sus tropas a Colombia, iniciándose así una conflagración regional en la que los únicos vencedores serían los que antes de Chávez eran dueños del petróleo venezolano.
Cuanto antecede me tiene frita la sangre. Como tenemos que defendernos debemos armarnos.
Así quedarán en puros sueños los programas de desarrollo que hemos iniciado en todos los campos, incluidos educación, salud y producción agrícola.