El bullicio y el intenso movimiento de gente que un día antes mantuvo convulsionado el parque Samanes, con motivo de la misa campal que ofreció el Papa Francisco en su visita a Guayaquil, contrasta con la soledad que hoy se vive allí, salvo por la presencia de grupos de trabajadores.
Este martes 7 de julio del 2015 el inmenso terreno luce desolado. La actividad mayor, en un día donde el sol se muestra inclemente, se da en los alrededores del templete donde Francisco ofreció la misa.
Un grupo de personas apilaba las sillas plásticas blancas ubicadas tanto en el sector de invitados especiales como en el área para personas con capacidades especiales.
Cerca de allí miembros del ejército embarcaban en camionetas las sillas de ruedas que fueron facilitadas para la movilización de discapacitados y ancianos dentro del campo eucarístico de 52 hectáreas.
En el templete, desde donde Francisco ofreció la liturgia, aún mantiene la imagen de Santa María Virgen de Guayaquil, una gigantografía de 4,5 metros, que adornó el altar junto a la figura original del Cristo del Consuelo, que esa misma tarde volvió a su lugar original, en el suburbio porteño.
Como la misma tarde y noche del lunes 6 de julio comenzó, por parte de la Policía Nacional, el retiro de los poco más de 4 000 metros lineales de vallas metálicas que sirvieron para delimitar los 33 bloques distribuidos en las 50 ha del terreno.
También ya fueron desmontadas las 14 pantallas gigantes LED, mediante la cual los feligreses pudieron seguir la misa en el campo, y los parlantes para el audio dispuestos en 24 torres metálicas que utilizado durante la misa.
Sobre el templete obreros empezaron el desmontaje de algunas ornamentas de madera mientras ya fueron bajados las luces y reflectores colocados en el techo interior.
En la parte posterior, en la sacristía donde el Santo Pontífice se colocó la vestimenta para ofrecer la liturgia, se comenzó a retirar cuadros, cruces y otros adornos. Predominan la Sagrada Familia, la Virgen María, Jesús en la cruz. En otra área interior, sobre un armario, aún se aprecian varias sotanas.
En el terreno, personal del Consorcio Puerto Limpio, que se encarga de la limpieza y recolección de basura en la ciudad, barren y retiran los desechos, en su mayoría botellas y fundas plásticas de agua envasada, así como papeles. Estas tareas se espera culminen mañana.
Según anticipó el Ministerio de Desarrollo y Vivienda, el templete se mantendrá levantado varios días más, para dar la oportunidad a que los guayaquileños y turistas lo visiten, antes de ser desarmado para luego servir para el levantamiento de una capilla en el plan habitacional gubernamental Socio Vivienda, al noroeste de la urbe.