El desgaste de la calzada se da por al menos cuatro factores en Quito

Personal de la  Epmmop realiza trabajos de pavimentación en la calle Manuel Ruales, en San José de Monjas. Foto: Julio Estrella / El Comercio

Personal de la Epmmop realiza trabajos de pavimentación en la calle Manuel Ruales, en San José de Monjas. Foto: Julio Estrella / El Comercio

Personal de la Epmmop realiza trabajos de pavimentación en la calle Manuel Ruales, en San José de Monjas. Foto: Julio Estrella / El Comercio

La lluvia, las alcantarillas y sumideros tapados, los vehículos pesados y hasta el cambio drástico de temperatura son las principales causas que originan daños y fracturas en la capa asfáltica de la mayoría de las calles de Quito.

Los casi 4 000 km de vías que hay en la ciudad están cubiertos con pavimento flexible (material gris oscuro), rígido o con hormigón, como es el caso de los ejes que soportan el paso de los buses de los corredores exclusivos.

Sin embargo, el primer material es más vulnerable a las alteraciones y, en consecuencia, es el que menos dura.

Así, se pueden observar por ejemplo los desgastes y baches que se presentan en las avenidas 6 de Diciembre, Eloy Alfaro (sector Monteserrín), 10 de Agosto, América, en la Mariscal Sucre (a la altura de Chillogallo) en la calle Mañosca, entre otros ejes.

En esta última vía, Roberto Peláez, quien usa frecuentemente esa ruta, cuenta que recién se taparon unos huecos que ocupaban casi un carril.

Sin embargo, asegura que a pesar de la reparación los grandes baches empiezan de nuevo a notarse y la calle, otra vez, se hunde poco a poco.

Cuando se presentan esas averías, el Municipio actúa con reparaciones temporales, para que el tránsito no se interrumpa. Pero reconoce que al ser una medida transitoria, está sujeta a los daños que ocasionan el clima y el mismo paso de los vehículos.

Según la Empresa Pública Metropolitana de Movilidad y Obras Públicas (Epmmop), el material que se coloca en las calles de la capital es el adecuado. Usan el que se recomienda en un estudio que se hace antes de ¬ejecutar los trabajos. Y para evitar la aparición continua de huecos, se da un mantenimiento correctivo hasta concretar una intervención total.

Con ese objetivo se lleva a cabo el Plan Km a Km, en los puntos más críticos del Distrito.

Hasta el momento ya se han invertido USD 47 millones y ya van 122 tramos concluidos. Para este año se prevé pavimentar 100 km más, de los 155 km ya terminados. Esta semana continuaron los trabajos en vías como la Manuel Ruales (vía al valle de Los Chillos), en la calle Servidores de la Salud, en Conocoto y en Yaruquí.

Para esas obras, la Epmmop utiliza pavimento flexible que se procesa con materia prima AC20, para la producción de asfalto en caliente, que la provee Petroecuador. Además, la Epmmop acopia material fresado que se obtiene de las vías deterioradas para la producción de asfalto en frío.

Para expertos como el ingeniero César Arias, también especialista en movilidad, la calidad del asfalto que se usa en la ciudad no es el inconveniente ni el causante de los baches.

Arias explica que el pavimento flexible que está en casi todas las vías de la capital puede durar más de cinco años, siempre y cuando tenga un mantenimiento adecuado.

Según Arias, lo que más daña a ese tipo de recubrimiento es el transporte pesado. Eso se comprueba, por ejemplo, en la Ruta Viva, que tiene innumerables baches y no ha recibido un mantenimiento reciente.

Con eso coincide el ingeniero Danny Povea. Para él, aunque los materiales que se empleen cumplan todos los parámetros de calidad, la falta de mantenimiento hace que no se consideren otros factores, como la acumulación de agua.

También opina que las condiciones meteorológicas sí inciden en un desgaste más ¬acelerado de las vías.

Povea explica que los cambios drásticos en la temperatura que tiene Quito a lo largo del día debilitan la carpeta asfáltica y provocan que los trabajos correctivos duren menos.

Para el ingeniero José Salvador, consultor en pavimentos, es indispensable que se establezcan planes anuales de mantenimiento vial. Esos análisis incluirían la revisión de canales y drenajes para que la acumulación de lluvia no deteriore a las capas de rodadura.

No obstante, Salvador y Hernán Aldaz, presidente del Colegio de Ingenieros de Pichincha, creen que el material que se usa en las calles sí es de mala calidad y debe cambiarse.

Arias recomienda la aplicación de un sistema de gestión de pavimentos que permita tener en una base de datos los materiales que están colocados en la urbe. Tener un inventario de cada tramo -dice- ayudaría elegir, a través de indicadores, los puntos prioritarios y la pavimentación adecuada.

La Epmmop no tiene ese sistema, pero afirma que realiza estudios antes de intervenir. Los expertos coinciden en que vías como la Ruta Viva, la Manuel Córdova Galarza o la Mariscal Sucre deberían ser de pavimento rígido.
Si bien este material tiene un mayor costo, implicaría un ahorro en el mantenimiento porque garantizaría una duración de hasta 15 años, con pocas intervenciones menores.

Para la Epmmop, la utilización de hormigón no es una opción viable, por el tema de los recursos. Este organismo señala que la diferencia de costos es de cuatro a uno. Aun así, hay vías que ya tienen este material, como la Amaru Ñan, Cóndor Ñan, calle Guayaquil y la avenida El Inca.

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