El desfile de los Geranios se realizó, el año pasado, por las calles del centro; participaron estudiantes de varios colegios. Archivo EL COMERCIO
El Día de los Geranios no se llevará a cabo este 14 de febrero. La razón: hay limitaciones de recursos económicos y, además, no es una tradición quiteña. Así lo aseguró Dora Arízaga, directora del Instituto Metropolitano de Patrimonio (IMP).
El primer festival se realizó en el 2008, tras una propuesta hecha por Marco Chiriboga Villaquirán, periodista e historiador (+). En el evento participaron estudiantes de varios colegios, quienes desfilaron por las calles del centro de Quito hasta la Plaza Grande.
Arízaga sostiene que los geranios son del África y “nosotros trabajamos con patrimonio, con lo que es nuestro”. Incluso afirma que el evento “no generaba ningún aporte a la ciudad, era un acto decorativo”. A esto se suma el costo. Era muy alto y como (las macetas con geranios) se colocaban en balcones de viviendas inhabitadas nadie las cuidaba y era, tras la vida de la planta, un cementerio de macetas”, aclara Arízaga.
Pero Silvana Sotomayor, viuda de Chiriboga Villaquirán, indica que la inversión para realizar el evento no era tan alta como se dice, apenas se necesitan USD 40 000.
Con ese dinero se podían colocar en los balcones, desde San Blas hasta la avenida 24 de Mayo, 3 000 macetas con geranios. El desembolso más alto era para entregar el refrigerio a los
10 000 estudiantes que participaban en el desfile, la banda de música y los buses para movilizar a los jóvenes.
Considera que es una gran pérdida que una festividad que solo pretendía enseñar a los jóvenes el amor a Quito se pierda: “La celebración no es solo cuestión de colocar geranios. La idea era celebrar una fecha importante de Quito”.
El 14 de febrero de 1556, el rey Carlos V de España elevó a Quito a la dignidad de Muy Noble y Muy Leal ciudad de San Francisco de Quito.
Bajo esta coyuntura, Chiriboga Villaquirán propuso que en lugar de dar tanta importancia a una fiesta foránea como es Día de los Enamorados o de San Valentín (dada la coincidencia en la fecha) se declare al 14 de febrero como el Día del amor a Quito, adornando a los balcones de las casas del Centro Histórico con geranios.
Arízaga desconoce sobre este tema; en todo caso, cree que si el proyecto tiene una justificación podría incluirse dentro de la agenda de la Dirección de Cultura del Municipio.
De todas maneras, Sotomayor señala que seguirá trabajando para que el evento no termine y pueda celebrarse el próximo mes, marzo. Por coincidencia, aclara, la celebración de los dos últimos años no fue el mismo 14 de febrero sino en marzo, por diversas causas como las elecciones de Alcalde (2013) y cambios en el calendario escolar (2014). Sin embargo, confía que el próximo mes se pueda realizar este evento.
Susana Freire, investigadora, recuerda que en el 2014 fue la primera vez que ayudó en el proyecto y comenzaron a trabajar desde noviembre del 2013. La labor fue ardua y comenzaba con la elaboración de las listas de todos los posibles colegios participantes. Posteriormente, las reuniones de coordinación del evento.
Por su parte, el historiador Juan Paz y Miño, excronista de la Ciudad, avala el aporte que generó este evento, primero por la vistosidad que le dio a la ciudad, lo cual apuntaló el turismo, pues la gente visitó el Centro Histórico y los barrios se movilizaban.
Esos aportes, como tantas otras festividades que se pueden realizar en Quito, no necesariamente deben tener un espíritu crematístico, señala. Es decir, no se puede medir las cosas por la repercusión económica o material que tienen, pensar de esta forma resulta un criterio demasiado pequeño.