Puerto Príncipe, ANSA
La desesperación y la furia se adueñaron de los haitianos ante la demora en la atención de los heridos y la lenta provisión de ayuda, tres días después del terremoto que devastó el país, mientras sobrevivientes que deambulan por Puerto Príncipe levantaron barricadas hechas con cadáveres y otros empezaron a huir hacia zonas rurales en busca de refugio, agua y alimentos.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) estimó que el terremoto causó entre 50 000 y 100 000 muertos. La cifra surge de “una variedad de fuentes”, indicó Jon Andrus, un vocero de la organización.
Los cadáveres apilados en las calles y contabilizados por personal de Naciones Unidas son “más de nueve mil”, declaró el responsable de asuntos humanitarios de Naciones Unidas, John Holmes. “Los cuerpos son recogidos ahora de manera sistemática y contabilizamos más de nueve mil”, dijo.
Entre las montañas de escombros siguen escuchándose lamentos, voces y llantos de quienes continúan atrapados entre edificios y casas derrumbadas por el sismo.
“Falta todo, agua, alimentos, combustibles”, escribieron algunos haitianos de los pocos que tienen acceso a medios como internet y teléfonos móviles.
Desesperados por toda clase de carencias, y llenos de ira por la ayuda que no llega a sus manos, sobrevivientes del terremoto bloquearon calles en algunos puntos de la capital, y para ello usaron inclusive cadáveres.
Grupos de socorristas dijeron que las próximas 24 a 48 horas son cruciales para evitar un segundo capítulo de la catástrofe humanitaria que vive Haití, el país más empobrecido del hemisferio occidental, que puede ser causada por epidemias.
Un voluntario de la organización humanitaria Oxfam International en Haití dijo hoy que “el flujo con el que las ayudas arriban a la población haitiana es todavía muy lento” y que “la gente comienza a escapar hacia zonas rurales”.
El voluntario, Louis Balaguer, agregó que “la gente está exasperada y nosotros compartimos su desesperación: pero este es un país del Tercer Mundo y tiene un aeropuerto del Tercer Mundo, ahora semidestruido”.
“Recibimos informaciones de que muchas personas están dejando la capital para instalarse en áreas rurales. Pero la zona de las aldeas es propiamente la del epicentro del sismo y no tenemos todavía noticias de qué sucedió en esa área”.
Los refugiados, en síntesis, se arriesgan a encontrar un segundo infierno, evaluó el voluntario.
Militares de Estados Unidos tomaron el control del aeropuerto de Puerto Príncipe y permitían el arribo de algunos aviones con ayuda para la población afectada por el terremoto.
La Fuerza Aérea norteamericana hizo saber que los aviones que lleguen a la capital haitiana deben asegurarse el combustible para partir de regreso.
El jueves hubo 44 aeronaves estacionadas sobre la pista, mientras se disponía solamente de dos camiones con carburante en condiciones de abastecerlas.
Naciones Unidas estimó hoy que al menos el 10 por ciento de las casas de Puerto Príncipe fueron destruidas por el terremoto, y 300 000 personas están sin techo en la capital de Haití.
También las ciudades de Jacmel y Carrefour sufrieron daños de gran magnitud, afirmó hoy en Ginebra la Oficina de la ONU para los Asuntos Humanitarios. En algunos días será difundida una evaluación completa.
En tanto, la Organización Mundial de la Salud (OMS) deberá decidir qué hacer con los miles de cadáveres, si sepultarlos en fosas comunes o cremarlos.
El tema, uno de los más desgarradores tras el sismo, fue mencionado en un comunicado del jefe del centro de informaciones de la ONU en Bruselas, Fabio Graziosi.
“El problema más urgente a resolver son los cuerpos que, a casi tres días del sismo, comienzan a descomponerse. La OMS debe ahora decidir si proceder a la realización de fosas comunes o a la cremación de cadáveres”, dijo el comunicado.
“La decisión de la República Dominicana de cerrar las fronteras -prosiguió Graziosi- es sólo una precaución. Después de los primeros días en que no se registraron enfrentamientos o saqueos, la situación se hace más tensa y se teme que muchas personas dejen Puerto Príncipe para refugiarse en los países limítrofes, que no pueden absorber semejante cantidad de gente”.
Jimani, el paso de frontera más importante entre República Dominicana y Haití, a una hora de la capital Puerto Príncipe, concentra a oficiales del ejército dominicano preocupados por un posible éxodo haitiano.
“Hasta ahora todo bien, pasan heridos cada tanto, pero todo está tranquilo”, dijo un oficial dominicano.
El director de la FAO, Jacques Diouf, dijo hoy que se siente “profundamente impresionado y entristecido por el sufrimiento y la devastación de proporciones apocalípticas que estamos presenciando en Haití” tras el terremoto del martes”.
En el plano de los rescates, el ex canciller chileno Juan Gabriel Valdés confirmó hoy desde Puerto Príncipe que durante la noche fueron rescatadas vivas 23 personas en el hotel Montana, que se desplomó por el terremoto del martes.
Equipos de rescate de varios países, entre ellos chilenos, rescataron a los 23 sobrevivientes, agregó Valdés, ex jefe de la misión de la ONU en Haití.
Agregó que la búsqueda sigue y que tiene esperanzas en que aparezcan más sobrevivientes, entre ellos dos mujeres chilenas.