Personas realizan trámites de desvinculación en el Ministerio de Trabajo. Foto: Galo Paguay / EL COMERCIO
El empleo formal o pleno se deterioró más en el último año en el segmento de personas de entre 35 y 44 años.
Es decir, menos personas de esas edades acceden a un trabajo donde se gana igual o más que el salario básico y hay afiliación a la Seguridad Social.
La tasa de empleo pleno en este segmento cayó casi 27 puntos entre junio del 2019 y junio de este año, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).
Javier Serrano fue separado hace tres meses de la empresa en la que laboraba en Machala, por un recorte de personal. El hombre, de 36 años, trabajó durante 10 años en la firma, como ingeniero comercial.
El trabajador acordó un plan mensual de pagos de su liquidación con su empleador, pero luego de tres meses aún no recibe la primera cuota.
“Tengo dos hijos y deudas en los bancos por más de USD
7 000 que no he podido pagar”.
Serrano cuenta que ha aplicado a más de 12 ofertas de trabajo, pero sin respuesta.
Esta realidad refleja una estrategia de supervivencia de las empresas en medio de la actual crisis económica, según Eddy Troya, gerente de la empresa de Human Plus, especializada en recursos humanos.
Las personas de entre 35 y 44 años tienen un mayor costo porque cuentan con más experiencia, tienen una trayectoria dentro de la empresa y, por ello, los recortes de nómina se están dando más en este segmento, reflexiona el experto.
“En una crisis, las empresas intentan bajar al mínimo sus costos, incluso proyectando ahorros en gastos futuros de jubilación”, comenta.
El mercado formal de trabajo también se deterioró para los jóvenes. Roberto Castillo, exdirector del Inec, explica que de los 1,8 millones de empleos plenos que se perdieron hasta junio de este año, 196 000 correspondieron a jóvenes de entre 15 y 24 años.
Además, se debe considerar que del millón de trabajadores que se encontraban en el desempleo hasta junio del 2020, cerca de 295 000 son personas de 15 a 24 años de edad.
Ellos son la población que registra la mayor tasa de desocupación.
Una de esos jóvenes es Gabriela, de 23 años, estudiante de Gastronomía. Entró a trabajar a inicios de marzo en un restaurante de Quito, donde se desempeñó como mesera. Aceptó el cargo “para ganar experiencia” en su carrera.
Pero solo estuvo tres semanas en el puesto, ya que el restaurante se vio obligado a cerrar, debido a la pandemia.
Ella ganaba USD 600 (incluidas comisiones). La joven esperaba usar el dinero para pagarse los estudios. Ahora no tiene recursos para costear el último semestre que le falta para completar la carrera. Ha enviado hojas de vida, pero no ha tenido respuestas.
El segundo segmento con más desocupación en el país lo constituyen jóvenes adultos, de entre 25 y 34 años.
A Cinthia Herrera la desvincularon en abril, durante su periodo de prueba en una agencia de publicidad.
La joven de 31 años asegura que en los dos meses que trabajó tuvo una fuerte carga laboral y su horario sobrepasaba las 10 horas. “Como estaba en prueba no me pudieron indemnizar, solo me agradecieron (despidieron), incluso antes de los tres meses”.
Ella vive con su novio, a quien también le aplicaron una reducción salarial. Actualmente, para generar ingresos y poder cancelar la mensualidad de su maestría, vende y reparte comida típica cada 15 días en Guayaquil. “He buscado trabajo y ni siquiera me han llamado a una entrevista.
A diario dedico una hora a revisar plataformas y LinkedIn para buscar ofertas”, cuenta.
La joven ve difícil ser contratada nuevamente este año.
Antes de la pandemia, el mercado laboral ya enfrentaba complicaciones, especialmente para los más jóvenes.
El deterioro no solo se explica por la caída del empleo pleno y el aumento del desempleo, sino por el incremento de la informalidad, “que es donde se encuentra la mayoría de trabajadores”, explica el economista Ángel Maridueña, docente de la Universidad Estatal de Milagro.
Si la situación no mejora, habrá un efecto directo sobre los indicadores sociales; es decir, los niveles de pobreza aumentarán, agregó Maridueña.
El Gobierno anunció que impulsará un nuevo diálogo sobre empleo y que prepara medidas para enfrentar el deterioro del mercado laboral.