París, AFP
La severa derrota de la derecha francesa en las elecciones regionales obligará al presidente Nicolas Sarkozy a hacer cambios en el gobierno, aunque su entorno insiste en mantener las reformas que la izquierda, victoriosa en las urnas, le insta a abandonar en los dos años que le quedan de mandato.
“Asumo mi parte de responsabilidad”, afirmó el domingo el primer ministro, Francois Fillon, tras constatar que desde la gobernante Unión para un Movimiento Popular (UMP) “no supimos convencer” a los electores.
Después de reunirse con Sarkozy a primera hora del lunes en el Elíseo, sede de la presidencia, Fillon inició una serie de consultas con altos responsables de la mayoría presidencial que estaban previstas para concluir a las 12:00 de Ecuador.
Paralelamente, Sarkozy mantenía reuniones con personalidades de la derecha y del centro que podrían formar parte de una remodelación ministerial que según la presidencia será “modesta” , y que debería ser anunciada este mismo lunes.
En la segunda vuelta de las regionales, última consulta en las urnas antes de la presidencial de 2012, la izquierda y los ecologistas obtuvieron el 54,05% de los votos contra el 35,37% para la derecha, según resultados difundidos por el ministerio del Interior.
El Partido Socialista (PS) se impuso en 23 de las 26 regiones francesas. En Francia metropolitana, arrebató Córcega a la derecha, que salvó el honor conservando Alsacia, su bastión en el este, y ganando La Reunión y la Guayana Francesa (dos de las cuatro regiones de ultramar).
Una tasa de abstención inferior a la primera vuelta (48,8% contra 53,6%) evitó a la derecha una derrota mayor. Más de 43,5 millones de electores estaban habilitados para votar.
El Frente Nacional (FN, extrema derecha), que dio la sorpresa resurgiendo en el mapa político, obtuvo más del 9%, equivalente a 1,9 millones de votos.
Aunque desde la presidencia afirman que Sarkozy “escuchará” el mensaje del electorado, Fillon indicó el domingo que el gobierno mantendrá “la dirección” emprendida, es decir, seguirá adelante con las reformas del sistema de jubilación, de los territorios y la de la justicia, que eliminaría los jueces de instrucción.
“Los franceses no han dicho no a las reformas”, sostuvo el jefe de fila de la UMP, Xavier Bertrand.
La primera secretaria del PS, Martine Aubry, cuyo liderazgo fue reforzado por estos resultados, insistió el lunes en que Sarkozy “tiene que cambiar de política”.
Después de que cinco centrales sindicales convocaran para el martes a varias huelgas y protestas contra la política socio-económica del gobierno, la CGT, sindicato mayoritario en Francia, advirtió al gobierno contra “una actitud que acentúe aún más” la tensión social.
El rechazo expresado por los franceses en las urnas podría ser también sinónimo de desconfianza, pues en vísperas de la segunda vuelta, el 55% opinaba que Sarkozy no tendría en cuenta los resultados, según un sondeo BVA.
En medio de este panorama, el ex primer ministro francés Dominique de Villepin, enemigo jurado del presidente galo en el seno de la derecha, lanzará el jueves “un nuevo partido político” que pretende ser una “alternativa” a Sarkozy en 2012.
Pese al triunfo del domingo y de cara a la presidencial, la izquierda y los ecologistas no lo tendrán muy fácil, pues además de elegir un candidato deberán más que nada establecer un programa conjunto.
“Lo esencial es tener un proyecto”, afirmó Aubry, respondiendo al “llamamiento del 22 de marzo” lanzado por el eurodiputado ecologista Daniel Cohn-Bendit para formar una “cooperativa política” que consolide los resultados del domingo con la mirada puesta en 2012.