Redacción Negocios
Los poblados ubicados en el sector de Pacayacu, norte de Sucumbíos, enfrentan un enemigo silencioso.
Desde el pasado 27 de junio, el pozo Shuara 24D, que se ubica en pleno corazón de esta zona, vierte un líquido amarillo que lleva una potente carga tóxica.
Se trata de aguas de formación, una sustancia que está sobre los yacimientos petroleros y que tiene un alto contenido de metales pesados como plomo y níquel.
La petrolera venezolana perforaba el pozo en el momento del incidente. El campo está a cargo de Petroproducción, filial de Petroecuador, que se encarga de la explotación petrolera.
Según reportes de Petroproducción a los que tuvo acceso este Diario, solo en los primeros cuatro días del derrame, entre el 27 y el 30 de junio, se habrían vertido 144 000 barriles de aguas tóxicas en la selva amazónica. Por ejemplo, un reporte del 29 de junio señala que el pozo generó a esa fecha un fluido de 1 100 galones de agua tóxica por minuto. El 30 de junio el fluido fue de 1 200 galones de agua por minuto.
En los días posteriores, si bien el volumen de agua que expulsaba el pozo bajó, el derrame seguía hasta el pasado sábado, según constató este Diario en un recorrido efectuado a la zona.
Cuando las tareas de perforación empezaron a inicios de junio, los finqueros de la zona dieron a conocer que enviaron una carta a la petrolera para que no trabaje en esa plataforma, porque había pozos reinyectores de agua tóxica de otros pozos.
De la operación petrolera, se obtiene crudo y agua, a través de una operación técnica se separan ambas sustancias. El crudo se envía a través del oleoducto para su venta y el agua se vuelve a inyectar en el yacimiento original para evitar que el agua quede en la superficie y contamine los terrenos. A eso se denomina un pozo reinyector de aguas de formación.
Petroproducción les prometió a los pobladores que trabajaría con equipos de última tecnología. Conforme a reportes de Petroproducción, hubo problemas con algunos equipos, lo que generó que el agua del yacimiento salga al exterior con gran presión.
Los técnicos de Petroproducción han tratado de taponar la boca del pozo, pero sin resultados positivos y el fluido continúa su camino a las superficie.
Un informe de Petroproducción dice que a las 23:00 del 8 de julio se tapó el pozo con cemento. La operación parecía haber funcionado, pero a las 03:00 del siguiente día se registró nuevamente salida de fluido, dice el reporte.
El 10 de julio pasado en un nuevo reporte se informa que: “Por decisión de las autoridades superiores (Quito) se suspenden las operaciones en el pozo Shuara 24D para movilizar (la torre) al pozo Guanta 24 D.
“Ahora ya se van y no sabemos qué va a pasar”, dijo Alfredo Lloza, uno de los finqueros afectados.
El agua de formación concentra altos niveles de salinidad: 30 000 partículas por millón (ppm). En contraste, la salinidad de los ríos de la Amazonia es de 7 ppm, según datos de Acción Ecológica.
Xavier Bustamante, director nacional de Fundación Natura, señaló que el agua de formación es altamente contaminante. “El mayor impacto es la fauna que habita en ríos, puede matar peces, pequeños crustáceos, algas. Si esto se deposita en los suelos también afecta a la fauna y a los animales. Si el agua se utiliza para consumo humano puede generar problemas de salud muy serios si se llega a consumir”. Cerca de 83 familias que viven en la zona están afectadas.