Budapest, DPA
Las fuerzas derechistas ganaron claramente las elecciones parlamentarias celebradas hoy en Hungría, luego de que la Alianza de Jóvenes Demócratas (FIDESZ) obtuviera el 52,8 por ciento de los votos, indicó la Comisión Electoral Nacional (OVB) por la noche, tras el cómputo de prácticamente todos los votos.
El gobernante Partido Socialista Húngaro (MSZP) fue castigado con el 19,3 por ciento de los votos, mientras el partido de extrema derecha Jobbik (Los mejores) obtuvo el 16,7 por ciento de las preferencias del electorado, con lo que por primera vez accedió al Parlamento.
La única otra agrupación que logró superar el mínimo de cinco por ciento de los votos para ingresar al Parlamento es la fuerza de izquierda ecológica LMP (iniciales de “La política puede ser diferente”), que reunió el 7,4 por ciento de los votos computados. La difusión de los resultados se demoró varias horas, porque en algunos locales electorales la votación continuó tras el cierre oficial de los comicios a las 19 hora local debido a la gran afluencia de votantes, a causa de deficiencias administrativas.
La participación electoral fue del 64,3 por ciento, apenas un 0,1 punto porcentual por debajo de las celebradas hace cuatro años. De acuerdo con las encuestadoras, la FIDESZ podría disponer en el nuevo Parlamento de 386 escaños no solamente de la mayoría absoluta para gobernar, sino también sobre una mayoría de dos tercios. Según estas proyecciones, al llegar a entre 260 y 270 mandatos, supera los 258 necesarios que le permitirían modificar la Constitución.
Sin embargo, recién habrá claridad al respecto después de la segunda vuelta electoral en dos semanas, el 25 de abril, que tendrá lugar en los distritos donde no hubo hoy un claro ganador.
En Hungría, donde unos ocho millones de húngaros estaban convocados a votar, se eligen tanto listas partidarias como candidatos directos. El jefe de la FIDESZ Viktor Orban regresará al poder, tras ocho años en la oposición. “Mañana nos despertaremos en una nueva nación”, prometió ya al emitir su voto. En tanto, los gobernantes socialistas parecieron asumir su fuerte pérdida de votos con resignación. “Espero que se fortalezca a aquellas fuerzas que quieren mantenerse en la senda del desarrollo europeo y democrático”, aseveró el primer ministro Gordon Bajna ante su local electoral. Aparentemente los socialistas fueron castigados por los votantes por su gobierno en parte caótico durante los últimos años, por sus medidas de reforma y ahorro y los escándalos de corrupción.
El gobierno de Ferenc Gyurcsany, en el poder desde 2004, debió dimitir hace un año debido a la pérdida de credibilidad. Gyurcsany reconoció haber mentido sobre la situación económica del país para asegurarse la reelección. Su “discurso de la mentira” desató además en otoño de 2006 violentas protestas de derecha y extrema derecha.