El capítulo XI de la Ordenanza 0048 aborda la tenencia de perros potencialmente peligrosos. En ese sentido, el artículo 45 menciona que un can será considerado peligroso cuando hubiese atacado a una o varias personas, causando grave daño físico. Igualmente los canes que lo hicieron sin provocar lesiones graves. Foto: Eduardo Terán / EL COMERCIO
La Agencia Metropolitana de Control del Municipio de Quito abrió 76 actas de infracciones a propietarios de perros involucrados en mordeduras a ciudadanos. Los infractores fueron sancionados de acuerdo a lo que contempla la Ordenanza 0048 que regula la tenencia de mascotas en el Distrito Metropolitano de Quito.
A esto se suma que hubo 16 casos más en lo que va del 2018. Estas se encuentran en proceso.
El debate sobre la tenencia y cuidado de mascotas se abrió en los últimos días tras la muerte de Sandra Quishpe, de 35 años, quien fue atacada por cuatro perros en San Luis de Chillogallo, sur de la capital.
El capítulo XI de la Ordenanza 0048 aborda la tenencia de perros potencialmente peligrosos. En ese sentido, el artículo 45 menciona que un can será considerado peligroso cuando hubiese atacado a una o varias personas, causando grave daño físico. Igualmente los canes que lo hicieron sin provocar lesiones graves.
También si fue utilizado en actividades delictivas o entrenado para peleas. Igualmente si atacó a otros animales, siempre y cuando, no pasaron la prueba de comportamiento realizada por las autoridades competentes (el veterinario responsable del órgano dependiente del Municipio, personal del Centro de Adiestramiento Canino de la Policía Nacional, entre otras).
Asimismo son peligrosos los canes que presenten enfermedades zoonósicas graves que no pueda ser tratada.
“Los que fueron determinados peligrosos, de conformidad con lo establecido, serán sometidos a eutanasia“, señala la ordenanza.
Esto con base en el artículo 16. “Es el único método permitido y aprobado para provocar la muerte de un animal de compañía“.
La prueba de comportamiento
El resultado de las evaluaciones se reflejará en una placa de identificación, con un color distintivo. Sobre los resultados de las pruebas de comportamiento se emitirá un certificado con los siguientes colores:
Verde: Significa que el animal pasó la prueba de comportamiento y es sociable. Puede circular sin bozal.
Amarillo: No pasó la prueba de comportamiento en su primera presentación y es un caso clínico sospechoso, por lo que deberá ser tratado por un veterinario registrado. Luego de seis meses debe presentarse a rendir la prueba.
Rojo: El can no pasó la evaluación de comportamiento en su segunda oportunidad, por lo que será declarado como perro potencialmente peligroso, obligando a su tenedor a adoptar las medidas previstas para perros potencialmente peligrosos.