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Iniciativa para denunciar el abuso a mujeres en el transporte público de Guayaquil

La campaña ‘Que no te toque’ se enfoca en frenar el abuso sexual en el transporte público. Foto: EL COMERCIO

La campaña ‘Que no te toque’ se enfoca en frenar el abuso sexual en el transporte público. Foto: EL COMERCIO

La campaña ‘Que no te toque’ se enfoca en frenar el abuso sexual en el transporte público. Foto: EL COMERCIO

“Un acosador es como un virus que contagia a todos los demás. Sé parte de la cura”. Es el mensaje que da una joven al final de un documental creado por estudiantes de la carrera de Comunicación Social, de la Escuela Superior Politécnica del Litoral (Espol).

El año pasado los universitarios entrevistaron a 569 usuarios del sistema de transporte masivo Metrovía, en Guayaquil.

Los resultados reflejaron que un 62% de mujeres reportó haber sufrido abusos dentro de los buses de transporte público. Y el 97% manifestó la necesidad de emprender una campaña orientada a resolver este problema.

La mañana de este 8 de marzo del 2016, cuando se recuerda el Día Internacional de la Mujer, ese pedido se hizo realidad con el lanzamiento de la iniciativa ‘Que no te toque’. La campaña se enfoca en frenar el abuso sexual en el transporte público y cuenta con el respaldo del Cabildo Porteño, la Policía Nacional, varias fundaciones que trabajan en la prevención de la violencia de género y el área de vinculación con la comunidad de la Espol.

A más de colocar carteles con mensajes preventivos en las estaciones, Marcela Camposano, de la Fundación Metrovía, explica que elaboraron una ruta de auxilio. En cuanto se detecte un acto de abuso contra una pasajera, el resto de usuarios puede reportarlo al conductor del bus, quien se detendrá en la siguiente parada para entregar al presunto agresor a los agentes de seguridad. Estos se contactarán con la Policía, mientras la víctima es dirigida a la Fiscalía para presentar la denuncia.

“Hay que crear conciencia ciudadana, hay que fomentar el respeto en todo lugar. La gente se tiene que empoderar de sus derechos; este tipo de abusos no deben ocurrir ni en el transporte público ni en ningún lugar”, dice Camposano.

Cada día, unas 400 000 personas se trasladan en los buses de la Metrovía. Gran parte de los usuarios son mujeres.

Tatiana Ortiz dirige el Centro Ecuatoriano para la Promoción y Acción de la Mujer (Cepam), una de las organizaciones que dará asesoría a quienes denuncien abusos en los articulados. Explica que el Código Orgánico Integral Penal (COIP) incluye sanciones para agresiones de este tipo.

Específicamente se refiere al art. 170, donde se menciona que “la persona que, en contra de la voluntad de otra, ejecute un acto de naturaleza sexual, sin que exista penetración o acceso carnal, será sancionada con pena privativa de libertad de tres a cinco años”. Y existen otros agravantes que pueden llevar a penas de hasta 10 años de cárcel.

Ortiz recuerda que una integrante del Cepam sufrió roces en un bus de la Metrovía. Y no lo calló. Denunció el abuso y el victimario fue apresado, aunque solo por unos días. “Ese fue un precedente, se movilizó una acción. Las sanciones se ejecutarán en la medida que la ciudadanía lo exija”, dice Ortiz.

Miradas intimidantes. Piropos obscenos. Invasión del espacio. Roces descarados. Incluso llegar a eyacular sobre la ropa de alguna pasajera. “Ese caso lo tuvimos el año pasado. Una chica lo denunció, pero al agresor le pusieron una multa leve y salió”, recuerda Beatriz Bordes, presidenta de María Guare, una fundación también especializada en el apoyo a las víctimas de la violencia de género.

Este grupo dará ayuda sicológica a quienes reporten casos de abuso, como detalla María Eugenia Delgado. La especialista indica que la afectación sicológica tras el abuso sexual en los buses dependerá de la personalidad de la víctima y la gravedad del acto en sí.

Esta acción podría incluso generar un trastorno de estrés postraumático, que podría llevar a la mujer a rehusarse a utilizar el transporte público o a salir de casa. “La Constitución garantiza el derecho a la integridad personal. Nadie nos puede violentar, nadie nos puede insultar, nadie puede invadir nuestro espacio ni físico ni psíquico”, afirma Delgado.

Este tipo de abuso es una realidad que acorrala a las mujeres en América Latina. En el 2014, la Fundación Thomson Reuters realizó una encuesta por Internet a 6 550 mujeres de las 15 capitales más grandes del mundo. El resultado: seis de cada 10 habían sufrido acoso físico en los transportes públicos de las principales capitales de América Latina, como Bogotá, Lima y Ciudad de México.

“Que no te toque ser un juguete de alguien -dice la voz de la campaña en Guayaquil-. Puedes salir y vestirte de la manera que tú deseas, sin convertirse en víctima del acoso sexual. Mujer, alza tu voz, mereces respeto. Que no te toque bajar la mirada, que no te toque callar... Simplemente, que no te toque”.