El miércoles 27 de enero, el prestigioso Diario EL COMERCIO publicó el artículo “Paradoja: castigo y festejo”, firmado por el abogado León Roldós Aguilera, el cual refleja una evidente desinformación acerca del correo electrónico enviado por el mayor Diego Cuvi.
Ante ese artículo me permito realizar las siguientes aclaraciones:
1. La acción del mencionado oficial, de enviar un correo electrónico a algunos de sus amigos que a la vez fue reenviado a varios miembros del Ejército, crea incertidumbre al comentar entre otros temas uno muy sensible como es el relacionado a que el Instituto de Seguridad Social de las Fuerzas Armadas sería absorbido por el Banco del Afiliado.
La información no se ajusta a la verdad y hace juicios de valor respecto de la actuación de sus superiores: “el silencio del mando es el peor enemigo en una Fuerza Armada”.
Esa acción constituye, de acuerdo al Reglamento de Disciplina Militar, una falta grave, según el artículo 35, lit. a):
“Hacer comentarios desfavorables o críticas infundadas, debidamente comprobadas, sobre la institución militar, sus miembros o sus normas y procedimientos” .
El art. 69 manifiesta en qué consiste la sanción en esta situación particular:
“En caso que el militar haya cometido una de las faltas graves determinadas en el Reglamento de Disciplina Militar se le impondrá las siguientes sanciones: b) Arresto de rigor de uno a cinco días”.
El arresto de rigor comprende:
art. 65 “…es la sanción disciplinaria que se impone al militar mediante la prohibición o la imposibilidad de abandonar la dependencia asignada para cumplir el arresto dentro del reparto, durante el tiempo determinado por el superior y sin posibilidad de cumplir ninguna función dentro de la unidad militar.
Al militar que cumpla esta sanción no se le podrá impedir la comunicación por cualquier medio, y podrá recibir visitas en horarios establecidos en el régimen interno de la unidad”.
2. De hecho, el mencionado oficial, con fecha 18 de enero de 2010, presenta un informe, adjuntando una impresión del e-mail remitido con su pie de firma, al Director de Recursos Humanos del Ejército, aceptando que él envió dicho correo electrónico, y expresa textualmente: “…reconozco que fue un error redactar el correo electrónico en mención”.
De igual manera, recomienda: “…y de haber los motivos pertinentes se sancione de creerlo conveniente la presunta falta disciplinaria en concordancia con el Reglamento de Disciplina Militar…”.
3. Él es un oficial con el grado de mayor, por lo que debió guardar los preceptos propios de ese rango; es decir, informarse de manera oficial, completa y veraz antes de emitir algún comentario.
El procedimiento adecuado, ante cualquier información no oficial, es acudir al estamento superior y solicitar su aclaración.
4. Ante esta situación la Dirección de Recursos Humanos, una vez agotada la investigación, determinó que el mayor Diego Cuvi incurrió en la falta grave tipificada en el Reglamento de Disciplina Militar.
Consecuentemente debe ser sancionado con lo estipulado en el art. 35, literal a), estableciendo que debe ser sancionado con cinco días de arresto de rigor.
5. De ninguna manera el Mando Militar ha intimidado o amordazado al mayor Cuvi, como asevera el abogado Roldós, más bien ha procedido con total apego a lo que dice el Reglamento de Disciplina Militar.
6. Tampoco los miembros de la institución tienen coartado su derecho a la libre expresión que le acoge a todo ciudadano.
La situación real es que todos los militares estamos conscientes que pertenecemos a una institución disciplinada y apegada a estrictas normas de comportamiento.
Enviar un correo electrónico a miembros activos del Ejército y con argumentos no comprobados y explícitos juicios de valor contrarios al Mando militar, es una falta, y como el mismo mayor Cuvi reconoce, amerita una sanción.
7. Además, en ningún momento se ha atentado contra la privacidad del mayor Diego Cuvi, puesto que el contenido del correo electrónico enviado por él, fue conocido una vez que este circuló al interior de la institución, y oficialmente cuando el mismo Mayor entregó adjunto a su informe una copia del e-mail.
8. La institución seguirá trabajando por cumplir su misión fundamental, que es la defensa y resguardo de la soberanía e integridad territorial.
Nuestro compromiso permanente es con los más altos intereses nacionales y con el pueblo ecuatoriano, por quien trabajamos y a quien servimos.
Ernesto González V.,
General de División,
Comandante del Ejército