Redacción Política
En el enlace ciudadano del sábado 20, el presidente Rafael Correa cuestionó con dureza la inclusión de Ecuador en la lista de países que representan riesgos para el sistema financiero, por no cooperar con el control de lavado y el financiamiento del terrorismo.
El Presidente relativizó la legitimidad del Grupo de Acción Financiera Internacional (Gafi). Es decir, la entidad que elaboró la lista por sugerencia de los países del G-20. Dedujo que esa lista es un castigo por su relación diplomática con Irán, lo cual implica un duro golpe a la soberanía del Ecuador .
En su enérgica reacción, prometió enfrentar “al imperialismo extemporáneo”, pues “se metieron con el peor país con el que tenían que meterse”.
Las consecuencias geopolíticas que, para el país, pudiera desatar la lista del Gafi no son claras. Sin embargo, la opinión pública nacional no ha dejado de referirse a ellas. Sobre todo, porque encuentra -en el manejo de la política diplomática del gobierno de Correa- los supuestos motivos para la desconfianza en Ecuador de la comunidad internacional.
Ayer, en un desayuno organizado por la Cámara de Comercio Ecuatoriano-Americana para analizar la situación política del país, este tema no pasó por alto.
Se lo analizó desde dos puntos de vista: el del catedrático Fabián Corral y el del asambleísta de Alianza País, y también académico, Fernando Bustamante.
Corral dijo que el Gobierno ecuatoriano ha confundido dos conceptos importantes a la hora de manejar su política internacional. La idea de soberanía, que tiene peso y alcance nacional, ha sido utiliza para manejar las relaciones diplomáticas. Allí radica, entonces, el primer error.
Según asegura Corral, el concepto que se debe aplicar es el de la independencia, pues le permite a un país negociar con pragmatismo dentro del complejo mundo globalizado.
Y, aunque este analista no se enfocó en cuestionar las relaciones entre Ecuador e Irán, dijo que “las percepciones, equivocadas o no, generan consecuencias”, pues pueden jugar con la imagen de un país.
La réplica vino de Bustamante, al explicar que el Gobierno ecuatoriano lo que quiere es comprar productos a Irán, mas no su “revolución teocrática”.
En ese sentido, el manejo de las relaciones con ese país islámico, que se reforzaron tras la llegada al poder del presidente Correa, ha seguido los mismos preceptos que con otros países: procurar un mutuo respeto en función de los intereses ecuatorianos, sin apoyar actividades que impulsen el terrorismo y la violencia. “Eso no lo queremos ni lo buscamos”.
Bustamante cuestionó la doble lectura que la comunidad internacional suele dar a las relaciones que se tiene con unos países respecto de otros. “Ecuador le compra a Israel armas y nadie nos ha cuestionado a pesar de la actuación que ese país ha tenido sobre la Franja de Gaza”.
El Gafi no ha sido claro en puntualizar las razones por las que Ecuador entró en su lista. Correa insiste en que es por su relación con Teherán. Pero, en los convenios que suscribió el Banco Central del Ecuador con su par iraní, y con el de Exportaciones, acusados de tolerar actividades ilícitas, estaría la punta del ovillo.
Las autoridades ecuatorianas han insistido en que las razones para esos acuerdos son exclusivamente comerciales. En ese sentido, Bustamante dijo que “en este tipo de listas negras no se debe incluir a los países sino a sus conductas”.
37 años de relaciones
Ecuador e Irán tienen relaciones diplomáticas desde julio de 1973. La Embajada de ese país estaba radicada en Bogotá. A finales del año pasado, Teherán abrió su misión diplomática de alto nivel en Quito.
El presidente iraní, Mahmud Ahmadinejad, estuvo en la posesión de Correa en 2007.
El Mandatario ecuatoriano lo visitó en diciembre de 2008.
El acuerdo entre los bancos centrales de los dos países se firmó el 21 de diciembre de 2008.