Decio Machado: ‘El Gobierno ecuatoriano ha envejecido rápidamente’

Decio Machado es sociólogo, periodista y consultor internacional. Fue asesor de la Presidencia. Foto: Paúl Rivas/ EL COMERCIO

Decio Machado es sociólogo, periodista y consultor internacional. Fue asesor de la Presidencia. Foto: Paúl Rivas/ EL COMERCIO

Decio Machado es sociólogo, periodista y consultor internacional. Fue asesor de la Presidencia. Foto: Paúl Rivas/ EL COMERCIO

Entrevista

Decio Machado/ Sociólogo, exasesor de la presidencia

Usted fue parte del Gobierno como asesor del presidente Rafael Correa en sus dos primeros años en la Presidencia. ¿En qué momento el discurso oficial y la propaganda empezaron a ser más o tan importantes como las acciones, o siempre fue así?

Creo que este Gobierno se ha caracterizado desde el comienzo por tener un gran aparato de propaganda e ideas innovadoras en materia de comunicación política. Eso se vio desde la campaña electoral del 2006. El problema radica en que al Gobierno le cuesta reinventarse. Ya no veo esa capacidad que mostró en sus primeros años, cuando se realizó la Asamblea Constituyente.

¿Cuál es la fuente de inspiración de esta estrategia en la que el mensaje y la propaganda son fundamentales?

Es de larga data, la comunicación política y el control sobre la comunicación están ligados a la historia del periodismo. El discurso del presidente Correa sobre la comunicación no es nada nuevo: llamar a los periodistas sicarios de tinta es muy parecido a lo que se hacía en EE.UU. cuando se crearon los primeros periódicos, se los llamaba ‘balas de papel’.

¿Cuando usted fue asesor del Gobierno ya se vislumbraba la importancia de la información estratégica que, con los años, derivó en ataques sistemáticos a los medios y a los periodistas?

Hay un momento clave cuando se empieza a discutir sobre la comunicación de forma seria, a partir de incautación de los medios de los hermanos Isaías. Entonces nosotros entendíamos que esos medios podían convertirse en un modelo de comunicación alternativa, que fuesen medios independientes, gestionados de manera comunitaria. En lugar de hacer eso, el Gobierno nombró a funcionarios como representantes de esos medios. Allí no se está haciendo periodismo sino propaganda.

¿Cuál fue el aporte de la Unidad de Análisis que usted dirigía en los primeros años de la administración?

Era el análisis de situaciones políticas de coyuntura y la definición de escenarios y recomendaciones, era un espacio de asesoramiento técnico a la Presidencia de la República.

¿A quién se le debe atribuir la autoría del discurso
que explota el régimen, según el cual todo lo pasado es malo, incluyendo la partidocracia, la larga noche neoliberal...?

Es también parte de una estrategia sistemática: el pasado de la política ecuatoriana no es presentable. Correa se mostró como una alternativa a ese pasado. Lastimosamente, el ­Gobierno ecuatoriano ha envejecido rápidamente. Por lo tanto, lo que se suponía que era una nueva forma de hacer política se ha convertido en la vieja forma de hacer política.

¿Ha envejecido pero sigue apelando al mismo libreto de configurar enemigos que vencer y aporrear?

Hay un famoso libro de Umberto Eco que habla sobre la necesidad de construir el enemigo, que en muchos casos ha sido utilizado como herramienta política para mantener el poder. El enemigo significa inestabilidad, retroceso, venta de la soberanía, traición...

¿En el campo de la estrategia de comunicación y propaganda, qué papel cumplieron y cumplen otros asesores, concretamente los expertos publicitarios Roberto Trad y José Adolfo Ibinarriaga, del Instituto Mexicano de Artes y Oficios de la Comunicación?

Algunos asesores que el Gobierno mantiene estuvieron trabajando desde la campaña electoral del 2006. Otros son nuevos. El Gobierno dispone de los mejores asesores en marketing político y comunicación estratégica que existen en el mercado. Tiene plata y paga bien, lo cual es legítimo. Lo que hay que entender es que se trata de publicidad, que es un mecanismo para condicionar el pensamiento de la gente.

Dentro de esa estrategia, el Gobierno lanza permanentemente anuncios y temas que marcan la agenda, amplificada por los llamados medios públicos y quienes hacen opinión se enfrascan en debates infinitos.

Esa es la mediocridad de la política ecuatoriana en este momento, que realmente el Gobierno marca la agenda. Eso lo ha hecho siempre el presidente Rafael Correa y al mismo tiempo no solo los medios públicos entran en esa inercia, también los medios privados muerden el anzuelo. Hay temas importantes que pasan desa­percibidos y no se abordan.

Según Napoleón, la libertad de prensa debe estar en manos del Gobierno, la prensa debe ser un auxiliar del régimen. ¿Esta concepción va en la línea que ha trazado el Gobierno de convertir al derecho a la comunicación como un servicio y no como un derecho?

Los gobiernos que han posicionado al derecho a la comunicación como un servicio público son los de perfil autoritario. Vengo de España, donde durante el franquismo se consideraba la comunicación como un servicio público. No había nadie crítico en el servicio público franquista. Es un método de cercenamiento de la libertad de expresión.

¿Estamos entonces frente a un modelo sofisticado muy exitoso de marketing?

Estamos con un modelo de propaganda y publicidad política exitosa hasta el momento, pero en declive. Y en una concepción de la política que se basa en criterios de mercadeo y venta de un producto. Eso no significa que el Gobierno no tenga logros importantes; tiene la capacidad de implementar esta estrategia con base en logros concretos como la reducción de la pobreza, mejoramiento de tasas de empleo una obra vial impresionante.

Hoja de vida

Su formación 
Es sociólogo, periodista y consultor Internacional. Miembro del equipo fundador del periódico Diagonal y colaborador en diversos medios de análisis político y económico en América Latina y Europa. Actualmente es director de la Fundación Alternativas Latinoamericanas de Desarrollo Humano y Estudios Antropológicos (Aldhea)

Su trayectoria 
Fue parte de la Fundación Centro de Estudios Políticos y Sociales (CEPS) y como tal fue asesor del presidente Rafael Correa, durante dos

Suplementos digitales