LA DEBILIDAD PATRIMONIAL DEL CENTRAL

Ha sido tradición contar con una Reserva Monetaria sólida y, especialmente, que esté disponible, es decir que se convierta en dinero líquido en cuanto una situación emergente lo demande.

De acuerdo con la Ley de Régimen Monetario, el país debe tener cuatro sistemas de balances que reflejen el manejo de las reservas en un país dolarizado.

En diciembre de 2008 se abrió la posibilidad de vender los bonos AGD que respaldaban los depósitos de 10 bancos que entraron en saneamiento tras la crisis bancaria. Esos bonos en la actualidad no valen nada y dejan al descubierto los depósitos del sector público no financiero.

Cuando el país accedió al crédito Flar (Fondo Latinoamericano de Reservas) se congeló parte de la reserva para apalancarlo, lo cual le quita disponibilidad. Adicionalmente, traspasar las utilidades contables de las reservas de oro al Presupuesto es otro aspecto que los conocedores de la materia advierten como riesgoso y que debilita más el patrimonio del Banco Central.

El Presidente de la República ha minimizado las advertencias, puesto que cree que es innecesario mantener recursos líquidos con un rendimiento exiguo en el exterior.

Además, en diciembre pasado se dispuso que un total de USD 865 millones pasen a colocación de créditos en el sistema financiero que controla la banca pública.

Si se entrega créditos con esos recursos y sin garantías la pregunta es: ¿qué seguridad existe del retorno de ese dinero a la reserva cuando se lo requiera?

El control político del Banco Central terminó con su escasa institucionalidad y muestra las crecientes necesidades del Régimen por conseguir dinero para alimentar el abultado Presupuesto y sostener el gasto público.

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