Debata, Presidente

Una sociedad se robustece a medida que sus integrantes se vuelven más ciudadanos, más conocedores y ejecutores de sus derechos y responsabilidades.

Conocer y ejecutar son dos acciones de un mismo ejercicio político y educativo que se lo debe realizar todos los días en las aulas, en los hogares, en las fábricas, en las oficinas, en los espacios públicos.

Una campaña electoral es un momento político ideal para profundizar la educación cívica de la gente a través del debate y el análisis de tesis. Un pueblo informado es menos manipulado y ejerce un voto consciente. Por tal razón en las campañas crece la responsabilidad de los líderes. La calidad de la educación política recae en los dirigentes de los partidos y movimientos, en los medios y sobre todo en aquellos personajes que ejercen altas responsabilidades en las instancias del Estado encargadas de lo político. En nuestro caso en el Consejo Nacional Electoral y en el Presidente de la República.

Por más esfuerzos que han hecho varios actores políticos y algunos medios, la actual campaña electoral contribuye poco al voto responsable. El moroso más grande es el Consejo Nacional Electoral CNE. No ha promovido el debate y algo ha hecho en información general. Nuevamente la educación ha sido reemplazada por el marketing, el insulto, los falsos ‘contrapuntos’ y los monólogos. Parecería que este 7 de mayo, los ecuatorianos no iremos a las urnas a votar por las preguntas de la consulta. Iremos a decir no o sí a la gestión del Presidente. Muchos irán manipulados, enceguecidos o embelesados, como ha sucedido en estos últimos 30 años de democracia y de dominio de la partidocracia.

Ciertamente las cifras de la última encuesta de Cedatos del 26 de abril, a 10 días del sufragio corrobora el aserto: 83% de los votantes no conocen las 10 preguntas y un 44% está indeciso. Además, infiero que de los que conocen las preguntas muy pocos habrán leído los famosos anexos y menos serán los que entienden a profundidad sus consecuencias. Es un desastre para la democracia y para la construcción de ciudadanía. Es un triunfo para los que se nutren de la despolitización y sumisión de las masas.

Quizá algo de esta lamentable situación pueda ser revertida en esta última semana de campaña a través de una acción proactiva del CNE. Propongo a Omar Simon que para el cierre del proceso convoque a un gran debate transmitido por todos los medios, en el que participe el sujeto político proponente de la consulta, Rafael Correa, frente a los dirigentes que le han desafiado públicamente a confrontar tesis: Alberto Acosta, César Montúfar, Martha Roldós u otros. Se esperaría que el Presidente no rehúya y que asista por responsabilidad de cara a la ciudadanización y educación política de los ecuatorianos, principal consigna de la revolución ciudadana.

Suplementos digitales