Este viernes 12 de julio del 2019, en la sala de velaciones de Jardines de la Esperanza, en el norte de Guayaquil, familiares, amigos, compañeros fiscales y colegas abogados de Carlos Karolys acompañaron al cortejo fúnebre. Foto: Enrique Pesantes / EL COMERCIO
La Fiscalía de Daule funciona en la planta alta de una casa de dos pisos, en el centro de la cabecera cantonal, a 47 kilómetros de Guayaquil. El fiscal Hugo García vio ahí por última vez a su compañero Carlos Karolys Piedrahita.
Fue la noche del martes 9 de julio del 2019 en una audiencia de flagrancia. Al siguiente día conoció la noticia de que había sido asesinado cuando viajaba en su vehículo de Guayaquil al despacho en Daule.
En la oficina trabajan dos fiscales, dos secretarios y dos asistentes. García tiene tres años en Daule y era Fiscal 2. Pero recuerda que Karolys regresó a la institución por una acción de personal de la Fiscalía General el 1 de junio del 2019. Y fue asignado como Fiscal 2 del cantón el 17 de junio, así que él pasó a Fiscal 1.
Desde que llegó se turnaban las guardias cada fin de semana. “Todo estaba tranquilo y sin novedad de ninguna clase”, señala García.
En Daule atienden cada día entre 15 y 20 audiencias. Los casos más comunes que tramitan en este cantón, netamente agrícola, son robos simples y agravados, violencia doméstica, accidentes de tránsito y abigeatos. La jurisdicción que tienen los fiscales va desde Puente Lucía, cerca de la parroquia Petrillo, en la vía Guayaquil-Daule, y las urbanizaciones que están en el sector de La Aurora, que es una parroquia urbana.
“Lo que más se presenta son accidentes de tránsito. Pero son casos normales, él no había tratado ningún caso fuerte”, cuenta García. Por eso cree que el asesinato de su compañero no está relacionado a los casos que estaba llevando en Daule.
Karolys había tenido una audiencia en un juicio antiguo la mañana del miércoles 10 de julio en la Unidad Judicial del Albán Borja, en Guayaquil, y luego se dirigía al despacho. Pero a la altura del km 14 de la vía a Daule fue interceptado por otro vehículo, desde donde le dispararon. La Policía descartó que el móvil del crimen haya sido por robo porque ninguno de sus objetos personales había sido sustraído del carro.
Carlos Karolys, de 51 años, ejercía como agente fiscal de Guayas desde el 22 de septiembre del 2006. Pero el 31 de julio del 2012, el Consejo de la Judicatura de Transición lo cesó del cargo porque su calificación definitiva no superó el puntaje mínimo establecido en el reglamento de evaluaciones de servidores de la Función Judicial.
Logró volver a la función pública a través de una Acción de Protección en contra del Consejo Nacional de la Judicatura, que presentó en marzo del 2019. El 9 de abril, el juez Aquiles Dávila dejó sin efecto la cesación de funciones porque se violó el debido proceso y dispuso como medidas de reparación integral el reintegro inmediato a sus funciones de Fiscal Penal del Guayas.
Rafael Candel recuerda que durante los años fuera de la institución pública conoció a Karolys como abogado particular y le tocó litigar en algunos juicios. Destaca la calidad humana como buen padre, hermano y amigo.
Este viernes 12 de julio del 2019, en la sala de velaciones de Jardines de la Esperanza, en el norte de Guayaquil, estaban los familiares, amigos, compañeros fiscales y colegas abogados, que lo conocieron en la función pública y durante los años que estuvo fuera de la entidad en el libre ejercicio profesional. Acompañaron al cortejo hasta el edificio beigue, a la altura de la puerta 3, donde fue sepultado pasado al mediodía.
Franklin Saltos, asesor jurídico de la Fiscalía provincial, dio unas palabras. “La delincuencia es tenaz”. Ofreció la solidaridad de parte de la fiscal general, Diana Salazar. Y señaló que el compromiso de la entidad es “llegar hasta la verdad”.