En Chone continúan las escenas de pobladores buscando alimentos y agua en las camionetas. Foto: Juan Carlos Pérez / EL COMERCIO
Los damnificados de Chone han colocado banderas blancas en sus casas con la esperanza de que las donaciones lleguen a sus puertas. Pero acceder a ayuda, hasta el sábado, implicaba dificultades.
Las personas debían dotarse de víveres e implementos de aseo en las Unidades de Policía Comunitaria (UPC), según el distrito en el que viven. Sin embargo, Elena Cagua asegura que es difícil que le entreguen las donaciones. “Siempre hay personas pidiendo comida y agua. Cuando nos acercamos es difícil obtener”. Ella vive en el barrio 30 de Marzo.
Según los funcionarios del Ministerio de Inclusión Económica y Social, la alimentación se entregó hasta el momento por medio de firmas de un responsable de la familia. Pero desde esta semana se hará por personal militar en las casas afectadas, según un censo que ya hizo el Comité de Operaciones de Emergencia (COE) Cantonal.
En ese diagnóstico consta que en Chone se han destruido 466 casas, 694 casas afectadas con daños en paredes o los cerramientos caídos. Aunque según la Secretaría de Gestión de Riesgos el número de edificaciones afectadas es de 148 y de las destruidas constan 165, según el informe que se presentó el sábado en la noche.
La ayuda que brinda el país para los 8 352 albergados del cantón se almacena y distribuye en los centros de acopio de donaciones como el de la Universidad Laica Eloy Alfaro, extensión Chone. Un grupo de madres de familia llegó hasta ese lugar el pasado sábado.
Ellas pedían que les regalaran alimentos y agua. Pero no pudieron entrar al lugar.
Las más de 10 mujeres, mientras retornaban a sus casas, vieron una camioneta con donaciones. La persiguieron hasta la vía Canuto donde se empezó a repartir colchones, ropa y víveres. De a poco fue llegando la gente, hasta que un policía organizó una fila para que se distribuya de forma equitativa todas las cosas.
Los donadores pertenecían a la iglesia cristiana evangélica de Guayaquil Rey Jesús. Ellos empezaron a recolectar ayuda para Chone desde el domingo. El pastor Carlos Salazar asegura que viajará cada 15 días al golpeado cantón manabita para entregar víveres en varios sectores afectados.
En Chone hay cuatro campamentos temporales. Aunque la mayoría de damnificados vive con sus familiares o amigos en casas acogientes.
“Necesitamos calor de hogar aunque no sea el nuestro. Es muy difícil aguantar las réplicas solos en los albergues”, afirmó Rosa Zambrano. Ella perdió su casa ubicada en el centro de la ciudad. El domingo amaneció en un albergue, que se instaló en un parque.
Pero cuando las comunicaciones mejoraron, el lunes, su prima Clementina Zambrano la encontró y desde entonces viven juntas.
Los albergados en las casas acogientes piden a los donadores que visitan el cantón que ingresen a los barrios y busquen las banderas blancas o busquen a los presidentes barriales para que las donaciones se distribuyan mejor.
Eso debido a que las fachadas de muchas casas aparentan que los daños son menores, pero al interior de la vivienda las paredes están agrietadas o las tablas de madera que sostienen la casa están a punto de caer. No es seguro dormir allí, aseguran las 52 familias que instalaron carpas en el parque de la avenida 7 de Agosto, en el centro de la ciudad.
“Ven nuestras casas y piensan que salimos al albergue para aprovecharnos, pero en realidad lo perdimos todo porque las casas hay que demolerlas”.
Según el Municipio, continúan los recorridos para identificar las casas que deberán ser demolidas porque se volvieron inviables para albergar a la familia propietaria.
Mariana Buenaventura, directora de Obras Públicas del Municipio de Chone, señaló que al menos 10 casas están en ese listado. “Se harán estudios más técnicos para determinar si hay demolición. Pero ya es un hecho que el hospital Napoleón Dávila Córdova será derrocado”.