En el Centro de Promoción Artística de la Casa de la Cultura se ofrecen talleres de pintura y dibujo. Foto: Patricio Terán / EL COMERCIO
La personalidad y los intereses de los chicos son dos aspectos esenciales para elegir un curso vacacional. Este es el último mes de verano y la oferta de talleres se mantiene abierta.
Los niños extrovertidos tienen una fortaleza: su vitalidad, por lo que el fútbol, el vóley o la natación son ideales para “quemar sus energías”.
Pablo, de 10 años, es un niño activo y desde pequeño sintió una fascinación por el canto y el baile. Su madre Miriam Tipán reconoce que fue complicado elegir un curso para su hijo. Ella se basó en su personalidad y gustos para escoger un taller. Es así como ambos optaron por el canto y el baile en el vacacional Summer Camp, ubicado en el norte de Quito.
Hace tres semanas comenzó este curso y le gustó. A eso de las 09:00 arranca sus clases junto a 10 compañeros, entre niñas y niños. Con ejercicios de modulación de voz, meditación, charlas motivacionales y juegos, aprende a desenvolverse en el escenario como un artista. Ha aprendido a cantar mejor que antes.
Para Daniela Terán, quien es psicóloga clínica en el Centro Terapéutico Voces, en vacaciones es importante que el niño se mantenga activo, por lo que toda actividad ayuda a la maduración del cerebro y fortalece las funciones cognitivas.
Por ejemplo, los niños con mucha energía deben apostar a deportes de disciplina como las artes marciales o el karate, que les ayudará a controlar y a canalizar sus emociones, explicó Terán.
Otra de las recomendaciones es el yoga para niños. Ahí se pone énfasis en el autoconocimiento y autocontrol. Ambos son importantes para mejorar la conducta.
Para los chicos con una personalidad introvertida, lo ideal es que se integren a actividades relacionadas al trabajo en equipo y de constante interacción. Así desarrollarán sus habilidades sociales y podrán desenvolverse mejor cuando vuelvan a clases.
En este año, Ofelia Acevedo fusionó dos aspectos: el interés de su hija Janine por el canto y la necesidad de que la joven deje a un lado la timidez.
Así optó por un curso artístico de canto y baile, donde además de desarrollar su habilidad, la chica de 11 años puede socializar y hacer nuevos amigos. Esto le ayudará a que pueda relacionarse de mejor manera en el colegio, señaló.
Al otro lado de la ciudad, Stefanía Zambrano espera a su hija Ariana, de 6 años. La mujer comenta que no sabía en qué ocupar el tiempo de su niña en vacaciones. Ella le dijo que le gusta el baile.
La madre buscó algunos cursos que se ofrecen en la capital y tomó en cuenta los horarios, el tiempo de duración y sobre todo los costos.
Luego de analizar las opciones y escuchar el pedido de su hija, decidió inscribirla en el curso de danza contemporánea de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, en el norte.
Para la madre, lo importante es que la pequeña se divierta y aprenda algo nuevo.
La idea de los vacacionales es enseñar conocimientos y que se apliquen en la vida diaria. La jornada en Summer Camp, por ejemplo, empieza con una charla motivacional para elevar la autoestima de los participantes.
Su representante, Margarita Gutiérrez, explica que su objetivo es que los chicos puedan actuar en cualquier espacio porque les ayudará a desenvolverse en cualquier situación.
En la Academia de Danza Dudey Dance, ubicada en La Armenia, hay dos jornadas diferentes (mañana y tarde) que se apegan a los intereses y necesidades de los chicos.
En la mañana hay actividades al aire libre como recorridos a parques, museos, centros de entretenimiento. Además, hay juegos, dinámicas grupales y cocina. En la tarde se realiza danza rítmica.
El segundo módulo de sus cursos se abrió el lunes y está disponible para niños de 4 a 12 años. Aguirre añadió que tiene un cupo máximo de hasta 15 participantes.
La psicóloga del Centro Terapéutico Voces explica que la constancia y la rutina son necesarias. La idea es que los niños terminen los talleres.
Si el infante se queda en casa debe seguir una rutina para mantenerse activo. En el hogar es necesario que se asigne tareas y se establezca un tiempo de uso de la tecnología. Se puede planificar juegos o deportes en familia, ver películas o salir de compras.