Vista general durante la cumbre sobre refugiados y migrantes en la ONU, el lunes 19 de septiembre de 2016, en la sede las Naciones Unidas en Nueva York. Foto: EFE
La primera cumbre de Naciones Unidas sobre refugiados y migración aprobó el 19 de septiembre la “Declaración de Nueva York”, un documento que el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, calificó como un “avance decisivo en los esfuerzos conjuntos para afrontar los desafíos de la movilidad humana”. “No se debe considerar a los refugiados y los migrantes como una carga”, dijo Ban. “Ellos ofrecen un gran potencial si lo aprovechamos”.
La cumbre ha demostrado, según el dirigente de la ONU, que la comunidad internacional es capaz de cerrar filas en este tema. “Sin embargo, la cumbre solo tendrá un significado real si también cumplimos con los compromisos que hemos asumido hoy”, subrayó.
En la “Declaración de Nueva York”, los 193 países miembros de la ONU se ponen de acuerdo sobre principios comunes para la gestión de la crisis de los refugiados y la migración.
El documento propone, entre otros objetivos, organizar mejor los flujos de refugiados, proteger mejor los derechos de los refugiados y los migrantes, y fomentar mejor sus derechos mediante la educación y el trabajo.
El documento, que no es vinculante, ya que solo es una declaración de intenciones, pretende ser el comienzo de un proceso con nuevas reuniones que debe desembocar en 2018 en un pacto global sobre los refugiados. Aun así, envía “exactamente el mensaje correcto y en momento correcto”, alabó el presidente del Banco Mundial, Jim Yong Kim. Por primera vez hay un “reparto real” de responsabilidades con respecto a los refugiados, subrayó a su vez el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados, Filippo Grandi.
Sin embargo, las organizaciones humanitarias ven la declaración con ojos más críticos. “Sus objetivos ambiciosos son entorpecidos por la actuación en la práctica de muchos países participantes”, juzgó Aurelie Ponthieu, asesora humanitaria de Médicos sin Fronteras. “En vez de respetar los derechos de cada individuo y cumplir los compromisos ya existentes, demasiados gobiernos optan por enfoques cada vez más restrictivos y dañinos”, afirmó Ponthieu.
Durante la cumbre, celebrada un día antes del inicio de la 71 Asamblea General de Naciones Unidas, quedó oficialmente integrada en la ONU la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
“Ello reforzará aún más nuestra capacidad conjunta de responder”, celebró Ban-Ki-moon. Además, el secretario general destacó que la ONU ha puesto en marcha una campaña para combatir las manifestaciones de difamación contra los refugiados y los migrantes. “Debemos cambiar la forma de hablar sobre refugiados y migrantes, y debemos hablar con ellos. Si actuamos juntos, podemos enfrentarnos a la creciente xenofobia y convertir el miedo en esperanza, aseveró Ban.
Países en el centro de la crisis de migrantes en Oriente Medio y Europa instaron a la comunidad internacional a cumplir su compromiso de compartir globalmente la responsabilidad y ayudar a repartir el peso de los refugiados.
El ministro jordano de Relaciones Exteriores, Nasser Judeh, exhortó a otros países a aumentar las contribuciones financieras, al considerar que la crisis representa un “desafío humanitario y moral sin antecedentes”. El número de refugiados sirios en Jordania es igual a un 20 por ciento de su población.
El ministro de Relaciones Exteriores de Italia, Paolo Gentiloni Silveri, pidió a la comunidad internacional encontrar una solución sostenible, y subrayó que Italia rescató desde 2015 más de 135 000 personas en el mar Mediterráneo que migraban a Europa.
El primer ministro griego, Alexis Tsipras, cuyo país recibió la cuarta mayor cantidad de solicitudes de asilo en Europa, dijo que manejar el flujo de refugiados sólo puede funcionar “sobre la base de la solidaridad y responsabilidad compartida“, al exhortar a mayores relocalizaciones desde Grecia a otros países del bloque. Tsipras también advirtió que los migrantes y refugiados no son tratados de un modo humano, y que las consecuencias sociales y económicas de la crisis se sentirán en todo el mundo.
En representación de los países de acogida, la primera ministra británica, Theresa May, y su par noruega, Erna Solberg, subrayaron la importancia de distinguir entre refugiados y migrantes económicos, a fin de priorizar a los solicitantes de asilo. “La migración descontrolada que vemos hoy no favorece a los migrantes… no favorece a los países que dejan, a través de los que viajan o que buscan alcanzar, y tampoco a los refugiados, para quienes los recursos y el apoyo popular son reducidos”, dijo May.
La primer ministra británica agregó que los refugiados deben pedir asilo en el primer país seguro que alcanzan, y remarcó que los países tienen derecho a proteger y administrar sus fronteras.
El primer ministro chino, Li Keqiang, dijo que su país está listo para compartir su responsabilidad global para ayudar a los refugiados, pero sólo a condición de que sea “compatible con sus capacidades”.