Las viviendas afectadas por la explosión ocurrida en Cumbayá fueron derrocadas la mañana de ayer. Foto: Eduardo Terán / EL COMERCIO
La explosión de un tanque de gas ocurrida el sábado 10 de octubre del 2020 en el centro de Cumbayá puso sobre el tapete el cumplimiento de las normativas por parte de los negocios y los controles que la autoridad realiza a los establecimientos.
Según el Cuerpo de Bomberos Quito (CBQ), desde el 1 de enero hasta el 10 de octubre de este 2020, han atendido ocho eventos de auxilio relacionados con explosión por GLP, mientras en el mismo período del 2019 fueron 23.
Vladimir Alvear, técnico del Área de Prevención de los Bomberos, explica que la normativa INEN 2260 es la que regula las instalaciones de gas para uso residencial, comercial e industrial.
En el caso de los restaurantes, por ejemplo, especifica que los cilindros de gas deben estar ubicados fuera del establecimiento y en áreas ventiladas. Si tiene más de tres tanques o tres puntos de consumo es necesaria una instalación centralizada con flautas, y las válvulas y mangueras deben estar en perfecto estado.
Además, las tuberías deben ser específicas para gas y contar con soldaduras resistentes para evitar fugas. También es necesario que cuenten con válvulas de control y reguladores de presión. Pero estas medidas no siempre se cumplen.
Los peritos de la Unidad de Investigación de Incendios hallaron en el lugar de la explosión evidencias de un desprendimiento de la manguera que va hacia el punto de consumo, es decir, hacia la cocina.
Y encontraron un tanque de gas cristalizado debido al cambio de temperatura, lo que en primera hipótesis se considera como una deflagración producto de una acumulación de gas. El informe definitivo se conocerá esta semana.
En lo que va del año, los bomberos han realizado 42 911 inspecciones a locales nuevos y antiguos, es decir, en promedio 6 100 al mes. En las intervenciones se revisa también que los locales cuenten con salidas de emergencia, que estén bien señalizados, entre otros.
De las inspecciones realizadas a actividades comerciales que cuentan con sistema de GLP, el 80% cumplió con todas las normativas, y en el 20% se identificaron fallas.
Según Alvear, la falta más frecuente tiene que ver con el tipo de tubería y soldaduras que se usan y con el sistema de regulación de presiones, lo que usualmente se da porque la instalación la realizan personas sin experiencia.
Además, hay establecimientos que funcionan de manera clandestina y sin permisos, lo que complica el control.
En los recorridos de campo, el CBQ ha encontrado que incluso hay negocios que sumergen el tanque en una tina con agua para supuestamente conseguir utilizar todo el contenido, pero es un riesgo.
Los Bomberos realizan dos tipos de controles: a los locales que acaban de abrir, y a los antiguos. Para que un local pueda funcionar, debe obtener la Licencia Única para el Ejercicio de Actividades Económicas. Durante el trámite (que puede hacerse de manera virtual), el propietario se compromete a respetar las normas para que la actividad sea segura.
Una vez ingresado el documento al Municipio, la entidad asigna a un agente para que, en un lapso de 15 a 30 días, acuda al local y verifique el cumplimiento. Si en esa primera inspección se detectan fallas, se hace un listado con las mejoras que deben realizarse.
Se fija un plazo y en una segunda visita se constata si se hicieron las mejoras. Si no se toman los correctivos llega la multa. Por ejemplo, si hay incumplimiento de medidas de seguridad y no pasa la inspección, la multa es de 5 salarios básicos (USD 2 000). La sanción puede aumentar dependiendo de la falta, hasta 10 salarios y la clausura del local.
En el caso de los locales antiguos que ya cuentan con los permisos, se realizan visitas periódicas de control.
El edil Bernardo Abad, presidente de la Comisión de Seguridad, explica que en el caso de la explosión en Cumbayá se trataba de un negocio nuevo que, debido a la pandemia, había abierto poco, por lo que aún no se realizaba la inspección.
La mañana de ayer 12 de octubre, se efectuó la demolición de las casas afectadas por la explosión. Marco Gualpa vive junto a su familia en el segundo piso de la vivienda en donde ocurrió la desgracia. Cuenta que salió a la tienda a comprar comida para sus dos hijos, de 5 y 9 años, cuando escuchó el estruendo.
Recuerda que regresó corriendo y se encontró con la casa en ruinas. Escuchó que sus niños pedían ayuda entre los escombros. Sangraban porque tenían cortes. Los rescató y ambos fueron trasladados en ambulancia al hospital.
Adrián Haro, gerente de EM Seguridad, dijo que se activó la ayuda humanitaria para los afectados por la deflagración.