‘Los Miserables’ es una puesta en escena de la Fundación Teatro Nacional Sucre. Foto: Archivo EL COMERCIO
En el altillo de Casa Mitómana, una vivienda ubicada entre las calles Mariana de Jesús y Diego de Utreras, se presentó una de las puestas en escena más potentes del 2016. Allí se montó ‘Tazas rosas de té’, escrita por la dramaturga Gabriela Ponce quien rescató, para la memoria del siglo XXI, la masacre en el ingenio azucarero Aztra ocurrida el 18 de octubre de 1977.
‘Tazas rosas de té’ es parte de un puñado de obras que destacaron este año en la escena local. A esta pieza se suman el musical ‘Los Miserables’, una puesta en escena de la Fundación Teatro Nacional Sucre y ‘Guadual’, una obra que conjugó danza, circo y teatro y que fue producida por el Teatro Sánchez Aguilar, de Guayaquil.
‘Tazas rosas de té’
El mérito en ‘Tazas rosas de té’ está en su poética en torno a la memoria y a la importancia de inventariar a los muertos nacionales. Una pieza que se alejó del panfleto reivindicador del teatro político. El trabajo dramatúrgico de Gabriela Ponce se complementó con las actuaciones de Martha María Lasso, María Dolores Ortiz y María Josefina Viteri.
La veta documentalista de esta obra la aportó el archivo sonoro del director ecuatoriano Pocho Álvarez, un acervo con audio de los obreros que sobrevivieron a la masacre y de las mujeres que quedaron viudas de forma tempranera. Con esta obra Ponce demostró que las historias particulares pueden dialogar con hechos históricos locales y que la preservación de la memoria social es un valor necesario para crecer como comunidad.
‘Tazas rosas de té’ es una pieza que se alejó del panfleto reivindicador del teatro político. Foto: Archivo EL COMERCIO
‘Los Miserables’
La apuesta de la Fundación Teatro Nacional Sucre por montar una nueva adaptación de ‘Los Miserables’, de Víctor Hugo fue arriesgada pero necesaria en tiempos donde la miseria, más allá del ámbito económico, tiene plena vigencia. Con la dirección musical de Ray Fellman y la dirección escénica de Chía Patiño la obra tuvo dos temporadas en Quito y una en Guayaquil.
Entre lo más destacado de esta pieza estuvo la actuación del elenco integrado por más de 80 artistas quienes recordaron, divirtiéndose por todo el proscenio, que los conflictos entre el poder, la libertad, la justicia y la venganza no han sido superados por la sociedad actual. Personajes que funcionaron como un espejo en el que se pueden ver reflejados los pequeños pueblos y las grandes ciudades.
Con la dirección musical de Ray Fellman y la dirección escénica de Chía Patiño, la obra ‘Los Miserables’ tuvo dos temporadas en Quito y una en Guayaquil. Foto: Archivo EL COMERCIO
‘Guadual’
Las nuevas estéticas que se manejan dentro del circo contemporáneo calaron en los creadores escénicos del país a través de ‘Guadual’, una producción del Teatro Sánchez Aguilar, de Guayaquil, que en el 2016, se presentó en escenarios de Barcelona y Quito. Una obra que a través de una mixtura perfecta entre danza, teatro y artes circenses contó la vida de los gauduales de la Costa ecuatoriana.
El éxito de ‘Guadual’ estuvo en que los actores interactuaron, de una forma ‘natural’, con la caña guadúa. Foto: Archivo EL COMERCIO
El éxito de esta obra estuvo en que los actores interactuaron, de una forma ‘natural’, con la caña guadúa, un material cercano a la realidad local pero que nunca había sido el elemento central de una obra escénica. ‘Guadual’ sedujo los sentidos de los espectadores a través de una historia en el que se mostró la importancia del intercambio de conocimientos entre mundos aparentemente distintos.