Una sala recoge la cosmovisión ancestral de los pueblos aborígenes

En la inauguración participaron miembros de la comunidad tsáchila de Santo Domingo. Foto: Fotos: Julio Estrella / EL COMERCIO

En la inauguración participaron miembros de la comunidad tsáchila de Santo Domingo. Foto: Fotos: Julio Estrella / EL COMERCIO

Un holograma de un hombre tsáchila recibe a los visitantes. Él se presenta y habla sobre la cosmovisión y los rituales chamánicos de su comunidad. Foto: Fotos: Julio Estrella / EL COMERCIO

Una exposición permanente de cosmovisión y chamanismo se inauguró el jueves pasado en el Museo Etnográfico de la Casa de la Cultura Ecuatoriana. La muestra recoge información sobre los rituales y el pensamiento indígena de la Costa, Sierra y Amazonía ecuatorianas.

La exposición quiere “saldar una deuda pendiente”, indicó Gillaume Long, ministro de Cultura. Buscan rescatar las tradiciones y prácticas de los pueblos indígenas que fueron desplazadas, e incluso relacionadas con “brujería”.

Hoy en día, se trata de apreciar y valorar el conocimiento de los chamanes. En la muestra aparecen elementos rituales, plantas medicinales, indumentaria y otros elementos que tienen que ver con la medicina ancestral que practican varias comunidades y pueblos.

El presidente de la Casa de la Cultura, Raúl Perez Torres, señaló la importancia de esta exposición. Para él, las luchas de reivindicación son fundamentales, por lo que estas muestras son necesarias.

La cosmovisión se presenta como la forma en la que una sociedad mira, entiende y comprende el mundo para así trascender a las actuaciones y manifestaciones de ese pensamiento. Un ejemplo de ello es la comprensión del tiempo. La filosofía occidental lo concibe de forma lineal, mientras que en la cosmovisión andina el tiempo se entiende de forma diferente: cíclica e infinita.

En un cuarto oscuro circular se exponen las bases del pensamiento y chamanismo de los tsáchilas, shuar y kichwas. Un holograma de un tsáchila se presenta y habla sobre los rituales y sus creencias. Para este pueblo, la tierra está poblada de espíritus que provienen de la naturaleza como animales, cerros, montañas y ríos.

En la inauguración participaron miembros de la comunidad tsáchila de Santo Domingo. Foto: Fotos: Julio Estrella / EL COMERCIO

En los rituales chamánicos, los pané se contactan con los otros mundos y con otros espíritus gracias al consumo de la bebida sagrada de ayahuasca. Según sus creencias, los espíritus que logran contactar les ayudan a solucionar los problemas causados por otros espíritus o maldiciones enviadas a una persona o familia.

Otro de los objetos que resalta en la muestra es una tzantza. Se trata de una cabeza reducida que utilizaban los shuar a manera de trofeo. Según el pensamiento de este pueblo, al encoger la cabeza del enemigo y coser los ojos y la boca, se evitaba que el espíritu maligno que habitaba allí se escapara y causara daño al individuo.

Entre los shuar, el chamán es un sabio, médico, líder y sacerdote dentro de la comunidad. Según su pensamiento, el mundo se rige entre la existencia de dos mundos: el real y el falso. El real es aquel que está influenciado por el consumo de plantas sagradas que tienen propiedades psicotrópicas, alucinatorias y espirituales. El mundo falso, por otro lado, es el que está regido por la vida ordinaria, el mundo del despierto.

La inauguración de la sala finalizó con la bendición y un canto ceremonial de los miembros de la comunidad tsáchila.

Varias comunidades que se exhiben en el Museo Etnográfico:

Kichwas. En representación de los pueblos indígenas de la Sierra ecuatoriana.

Tsáchilas. También conocidos como ‘colorados’ como muestra de
la costa.

Shuar. La exposición del pensamiento, medicina y rituales.

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