Casi hasta el final de su vida, Miguel Donoso Pareja mantuvo sus talleres literarios, aunque se movía y hablaba con dificultad. Esta foto data del 2013. Foto: Cortesía
Tras la muerte del escritor guayaquileño Miguel Donoso Pareja, el ministro de Cultura y Patrimonio, Francisco Borja, dispuso este martes (17 de marzo del 2015) que a partir del mes de abril se retomen los talleres literarios en las capitales de tres provincias del país. El Gobierno Nacional rinde de ese modo homenaje a quien Borja exaltó como “uno de los mejores y más prolíficos escritores ecuatorianos contemporáneos”.
Los talleres se realizarán en principio en Guayaquil y en ciudades de otras dos provincias aún por definir, con la metodología usada por Donoso Pareja, autor prolífico que abordó todos los géneros y ante todo un formador de generaciones de escritores.
“La intención a largo plazo es que haya talleres con la metodología del maestro en todo el país, para seguir formando nuevos valores”, le detalló a EL COMERCIO Juan Ramón García, director de Comunicación del Ministerio. La cartera de Estado considera que el legado más importante del autor junto a su obra literaria es ese afán permanente que tenía por formar nuevos escritores.
Asà fue la vida de Miguel Donoso Pareja
Miguel Donoso Pareja nació en Guayaquil el 13 de 1931. De padre quiteño y madre guayaquileña, hermana de Alfredo Pareja Diezcanseco; su tío fue su gran referente literario. Foto: Archivo/ EL COMERCIO.
Desde sus años de juventud ya militó en la izquierda. En 1963 terminaría exiliado en México, luego de haber estado preso aquí en el país. Foto: Archivo/ EL COMERCIO.
Durante varios años viajó en barcos mercantes; el mar fue una presencia muy importante en su vida. De hecho, su último deseo fue que sus cenizas fueran esparcidas en el mar; su familia cumplirá con esa petición. Foto: Archivo/ EL COMERCIO.
En su época mexicana, Miguel Donoso Pareja es el que aparece con el cigarrillo en la boca; una foto con sus amigos, entre ellos: el poeta nicaragüense Ernesto Cardenal (de boina) y el chileno José Donoso, junto a él (abajo y con lentes). Foto: Archivo/ EL COMERCIO.
En esta imagen se lo puede ver junto a su hijo Miguel Donoso Gutiérrez, fruto de su matrimonio con la pintora fluminense (oriunda de Babahoyo) Judith Gutiérrez, con quien vivió en México. Foto: Archivo/ EL COMERCIO.
A su regreso a Ecuador montó sus talleres literarios; esta imagen es presumiblemente de una reunión con sus talleristas de Quito. Foto: Archivo/ EL COMERCIO.
Un reencuentro con sus talleristas mexicanos, en ese mismo país, en el que Miguel Donoso Pareja es recordado gratamente por su aporte a la formación de escritores. Juan Villoro es uno de sus talleristas más destacados (a la derecha, con barba). Foto: Archivo/ EL COMERCIO.
Con Isabel Huerta, su segunda esposa, a quien conoció en la Casa de la Cultura y quien lo acompañó hasta sus últimos días. Foto: Archivo/ EL COMERCIO.
En el 2005 en un encuentro junto a escritores cuencanos. De izquierda a derecha: Efraín Jara Idrovo, María Eugenia Vintimilla, Jacinto Cordero y Miguel Donoso Pareja. Foto: Archivo/ EL COMERCIO.
El presidente Alfredo Palacios le pone la condecoración del Premio Eugenio Espejo, que le fue otorgado el año 2007. Foto: Archivo/ EL COMERCIO.
En la última presentación de un libro suyo a la que asistió en el 2012; luego el Parkinson lo mantenía casi permanentemente en su casa de Guayaquil. Foto: Archivo/ EL COMERCIO.
Casi hasta el final de su vida, Miguel Donoso Pareja mantuvo sus talleres literarios, aunque se movía y hablaba con dificultad. Esta foto data del 2013.
De fondo un retrato suyo de joven. Su casa estaba llena de cuadros. Foto: Archivo/ EL COMERCIO.
Cultura homenajeó al autor de Nunca más el mar en noviembre pasado en la Feria Internacional del Libro con la presencia de uno de los discípulos más destacados del autor guayaquileño: el narrador mexicano Juan Villoro.
Tras la cremación de los restos de Donoso Pareja, prevista para el final de la tarde de este martes 17 de marzo, en los próximos días la familia planea esparcir sus cenizas en el mar, en las playas de La Libertad (Santa Elena).
Miguel Donoso Gutiérrez, hijo del autor, coincidió en que el legado más importante de su padre es la gente que formó. “El trabajo de mi papá está ahí, es una obra que va a trascender. Pero imagínate lo que aportó a nivel humano, lo que significa transformar, tocar la vida una persona, ayudar a consolidar una vocación, legarle a alguien un oficio, ¡y el oficio de escritor…!”, indicó Donoso Gutiérrez, él mismo también escritor.