El Inca Huasi (Baño del Inca) es uno de los vestigios de la cabecera provincial Caranqui. Foto: Álvaro pineda, para EL COMERCIO.
El territorio de la actual capital de Imbabura fue tan importante como los antiguos asentamientos de Quito, Cuenca y Cusco, para las culturas precolombinas. Así relata el arquitecto Alfredo Lozano, autor del libro ‘Caranqui-Ibarra-, transformación simbólica del centro sagrado’.
Ibarra fue el centro administrativo del denominado país Caranqui en donde confluían pueblos norandinos como los Kayambi, Otavalo y Pastos, es decir, era una especie de cabecera provincial y estaba equipada con plazas, templos, tambos y símbolos, al igual que el resto de territorios del centro y sur de la región andina.
Lozano se interesó por indagar el ordenamiento territorial y la configuración de los antiguos centros poblados, desde hace tres décadas. Los primeros análisis los hizo cuando estudiaba el doctorado en arquitectura en la Universidad Politécnica de Madrid.
Ha realizado investigaciones en Cuenca, Cusco, Quito y Tiahuanaco. Producto de ello publicó una serie de textos sobre la civilización andina. Incluso sirvieron de aporte a un encuentro alternativo que organizó la Universidad Central del Ecuador (UCE) y que se hizo en paralelo al encuentro Hábitat III, hace dos años.
En esa coyuntura se presentó la colección Ciencia y Simbólica del Hábitat Andino, que recoge precisamente las estructuras de las cuatro ciudades precolombinas.
En esas recopilaciones se señala que Caranqui (Ibarra) tenía un modelo de organización territorial similar a las otras cabeceras. Es por ello que, con la información recogida y luego verificada hizo la nueva publicación, busca recuperar el conocimiento de esta cultura.
Previamente, Lozano, que es catedrático de la UCE, hizo registros en los solsticios y equinoccios y analizó varios vestigios, durante dos años.
“Lamentablemente no ha existido una preocupación por el pasado prehispánico. La atención se ha centrado básicamente en las construcciones coloniales patrimoniales”.
Lozano se refiere a vestigios como las tolas e infraestructura monumentales como el llamado Inca Wasi (Baño del Inca), situado al sur de Ibarra, un hallazgo que se realizó en el 2006. Es una construcción parecida a una piscina elaborada con piedra labrada. Se trata de un centro ceremonial en donde se cree fue posesionado como líder del Tahuantinsuyo Atahualpa. Pero, a pesar de la importancia histórica, está prácticamente abandonado desde hace ocho años, comenta el arqueólogo José Echeverría.
Para Emilio Guamán, dirigente del pueblo Karanki, los restos arqueológicos permiten leer las similitudes y diferencias de otros asentamientos humanos vecinos que tuvieron relación con sus antepasados.