La incorporación del archipiélago de Colón al Ecuador en 1832

Foto de un grupo de colonos que se dedicaban a la agricultura en la isla  Santa Cruz. Inicios del siglo

Foto de un grupo de colonos que se dedicaban a la agricultura en la isla Santa Cruz. Inicios del siglo

Foto de un grupo de colonos que se dedicaban a la agricultura en la isla Santa Cruz. Inicios del siglo

El 12 de febrero de 1832 constituye para el Ecuador una fecha memorable, toda vez que el Archipiélago de Galápagos fue incorporado al territorio nacional . Sucedió en el gobierno de Juan José Flores.

El primer español en mencionar estas islas fue Tomás de Berlanga, cuarto obispo de Panamá, quien en 1535 recibió el encargo de trasladarse al Perú para delimitar las gobernaciones de Pizarro y Almagro, que estaban al borde de la guerra.

Salió de Panamá el 23 de febrero de 1535 en una embarcación llena de aventureros. A la altura del Chocó, se quedaron sin viento y a merced de la Corriente de Panamá, que los llevó hasta unas islas desconocidas.

Desde este lugar, Berlanga escribe una carta al Rey de España el 23 de abril del mismo año: “….salidos (los hombres) no hallaron sino lobos marinos e tortugas e galápagos tan grandes que llevaba uno un hombre encima, muchas higuanas que son como sierpes” (Octavio Latorre, Tomás de Berlanga y el descubrimiento de Galápagos” Cfr. “El Hombre en las Islas Encantadas”, Quito, Producción Gráfica 1999, p.31)

A más de esta referencia, existen otros datos que son desconocidos en la historia nacional, como el ofrecido por el panameño Manuel Rincón (Las Islas Encantadas en la Costa del Pacífico, Panamá, s/e, 1835, p.19, BAEP): “ Hay unas islas a cuatrocientas millas de la costa del Ecuador habitadas por tortugas gigantes y reptiles desconocidos que pertenecen a un mundo fantástico, las mismas que no han sido reclamadas por nadie hasta esta fecha; sin embargo, hay rumores de que las tomó para síel venezolano Juan José Flores, gobernante de Ecuador, quien mandó a unos emisarios para que las haga propias (…) estimo que es una pérdida de tiempo y esfuerzos hacerse de estas tierras inhóspitas, por cuantos son islas que se hallan en recóndito y que nunca servirán para nada, según he conocido por boca de balleneros y pescadores que se atreven por tan distantes lugares…”

Efectivamente, fue el presidente Flores quien en 1832 dispuso que el general José de Villamil, -quien desde hace más de un año insistía ante el gobernante en tomar posesión-, junto con otros viajeros, hiciera propio para el Estado ecuatoriano el archipiélago.

Villamil, en una carta al Primer mandatario, en noviembre de 1831, señalaba: “Si tuviésemos nociones más exactas de lo que puede producir aquel terreno y de las comodidades que promete, haríamos desde ahora otras disposiciones...”, (Documentos para la Historia de Galápagos, Boletín del Centro de Investigaciones Históricas, Quito, 1932, pp. 175-176 Cfr. Latorrre, p. 73)

Es importante señalar que la idea de legalizar las islas para el Estado, provino del entonces prefecto del Departamento de Guayaquil, Vicente Ramón Roca, quien motivó a un grupo de ciudadanos encabezados por Villamil, a más de Ignacio Hernández, Juan Garcés y Lorenzo Barks para que esta gestión se concrete por parte del Gobierno floreano.

Ciertamente, Villamil organizó la expedición que partió de Guayaquil el 22 de enero de 1832 en la goleta “Mercedes”, al mando del capitán Santiago Ruegg, junto con otros comisionados, así como el Juez de Paz, coronel Ignacio Hernández, y 25 hombres más.

Llegaron a las islas el 9 de febrero y luego de recorrerlas, prepararon el acto de incorporación del archipiélago al Gobierno del Ecuador. El documento suscrito el día 12 de febrero de 1832, dice lo siguiente:

“En la Isla de San Carlos, a los doce días del mes de febrero del año de mil ochocientos treinta y dos: el Coronel Ignacio Hernández, comisionado por el gobierno del Ecuador para reconocer a las Islas Galápagos, y tomar posesión de ellas en nombre del Estado del Ecuador, en presencia de los señores Joaquín Villamil y Lorenzo Bark, socios de la compañía colonizadora, del señor doctor Eugenio Ortiz, capellán de la colonia; de los ciudadanos: Miguel Pérez, Andrés Funiel, Tomás Parra, Lorenzo Quirola, José Chasín, Domingo Soligni, José Manuel Muñoz y Juan Silva, primeros pobladores, del capitán Santiago Rugg y tripulación de la goleta “Mercedes” y del señor Juan Jhonson habitante antiguo de esta isla: hallándose presente los capitanes de las fragata norteamericanas Levante y Richmond, Srs. Tomás Russel y Jhon Taccker con sus tripulaciones.

“Hago manifiesto que, habiendo arribado a esta isla el jueves nueve del corriente, en la goleta nacional “Mercedes”, pisando felizmente con la ayuda de Dios, procedo a llenar y cumplir la comisión con que me honró el Gobierno y en su virtud declaro: que en este acto tomo posesión de la mencionada isla y de cuantas comprende el Archipiélago del Ecuador en nombre del Estado y comienzo a ejercer el oficio de Juez de Paz que se me ha conferido. Después de esta declaración se hizo tremolar el pabellón del Estado, saludándolo con tres descargas de fusiles y proclamó el nombre del Estado Ecuatoriano y el de su actual presidente el ilustre General Juan José Flores. Con los cuales se concluyó esta acta que la firmaron los expresados conmigo….” (Oficio Primero del Acta de Anexión. El Colombiano del Guayas No. 136, marzo 22 de 1832, p. 555. Cfr. Latorre, p. 75, Orig. en BAEP)

El 29 de noviembre de 1832, Villamil escribió a Flores lo siguiente: “He despachado los títulos de propiedad a todos los floreanos, y con este paso los veo trabajar con el mayor ahínco en cultivar una tierra que ya es suya, y convertidos en propietarios y muy estimables colonos hombres que ahora seis meses eran onerosos a la sociedad por la mayor parte. “ (Jorge Villalba, El General Juan José Flores, fundador de la República del Ecuador,” Centro de Estudios del Ejército, Quito, IGM 1994, p. 237)

Lamentablemente la idea de Flores no era solamente convertir a las islas en territorio ecuatoriano para ser ocupado por colonos, sino también ubicar un lugar para enviar a presos políticos, delincuentes y miembros de tropas sublevadas contra el gobierno, disposición que fue confiada a Hernández de manera reservada. Es así que el primer grupo de confinados llegó a la isla Floreana en abril o mediados de mayo de 1832, luego de lo cual esta situación sería muy común hasta muy entrado el siglo XX, tratándose, sobre todo, de prisioneros que debían pagar penas por su oposición a los gobiernos de turno.

Es importante anotar que poco se ha escrito sobre la historia de las Islas Galápagos, y que de esa región casi no existe bibliografía desde el punto de vista social y regional. Hay libros y trabajos publicados que abordan temas específicos.

Octavio Latorre Tapia es uno de los historiadores más prolíficos, a cuya memoria Galápagos le debe mucho, por cuanto sus libros y numerosos artículos publicados en revistas especializadas, dan cuenta de la realidad humana e incluso política del archipiélago.

Contrasta esta limitación con las numerosas obras sobre temas científicos editados por investigadores y naturalistas de varias partes del mundo. También los escritores han sentido atracción por las islas.

*Doctor en Historia. Investigador de temas históricos ecuatorianos.

Suplementos digitales