La VI edición del Festival Detonarte reunirá a seis artistas urbanos, ellos transformarán seis edificios del sur de Quito. Foto: Cortesía Festival Detonarte.
El viernes 11 de diciembre de 2015, la pared de un campamento de migrantes en la ciudad francesa de Calais amaneció decorada con un retrato de cuerpo entero de Steve Jobs; jeans, buzo con cuello de tortuga, una vieja computadora Macintosh y una bolsa de basura con algunas pertenencias.
La imagen, que en pocas horas se viralizó en redes sociales, fue pintada por Banksy, uno de los íconos del street art o arte urbano, un movimiento que en la última década se ha incorporado a través de diferentes formatos en el paisaje de las ciudades de la región.
Desde mañana 15 de diciembre, seis de los mejores artistas urbanos de la región se reunirán en Quito, para la sexta edición del Festival Detonarte, cuyo objetivo es que la ciudad empiece a contar con obras de gran formato en muros verticales.
Stinkfish, de Colombia; Mantra, de Francia; Onesto, de Brasil; y Vera, Apitatán y Steep, de Ecuador, transformarán seis edificios de los Multifamiliares de Chiriyacu, en el sur de la ciudad, en una gran galería de arte urbano.
Una de las tendencias más populares en la actualidad son los dibujos en gran formato. Cada vez existen más artistas urbanos que se trepan en un andamio durante días, para convertir las paredes de edificios en una obra llena de color, vida y surrealismo; pintar muros verticales es el nuevo reto en el mundo del street art.
Luis Auz, uno de los mentalizadores de este festival, ha recorrido varias ciudades de la región para conocer cómo se está desarrollando el street art. Auz asegura que en países como Colombia la tendencia de pintar muros verticales se ha convertido en un movimiento que ha logrado dinamizar los circuitos turísticos. “En otros países hay gente que hace tours de grafitis; pasean por la ciudad con el objetivo de fotografiar estas galerías urbanas”.
Los murales que se pintarán desde mañana hasta el sábado 19 de diciembre tienen una altura de 15 metros. Auz subraya que pintar estos murales requiere de una logística compleja.
Durante los cinco días, estos artistas urbanos pintarán suspendidos en una canastilla aérea, que funciona con un juego de arnés, una metodología de trabajo que no les permitirá distanciarse de su obra, como sucede en la
realización de un mural horizontal, para observar cómo evoluciona el diseño.
Una de las políticas del festival es no imponer un tema a los participantes. Cada artista urbano elaborará su propuesta visual de forma libre. Stinkfish, a través de un esténcil de gran formato; Mantra, por medio de un dibujo hiperrealista; y Onesto, ayudado por su inusual paleta de colores y materiales reciclados que en el inicio de su carrera decoraron las paredes de las favelas de las grandes ciudades de Brasil.
Apitatán, uno de los artistas urbanos locales con mayor crecimiento, convertirá su mural en un mundo caricaturesco en el que imprimirá su sello personal, una frase que juega con los modismos quiteños. Steep, un artista urbano del Puyo, pintará uno de sus seres fantásticos salidos del imaginario amazónico, y Vera, la única mujer del festival, una de sus imágenes femeninas que buscan promover la igualdad de género.
Para esta edición de Detonarte, en la que se utilizarán 600 aerosoles y 40 galones de pintura acrílica, también se ha preparado una serie de charlas con los artistas. Los conversatorios se realizarán desde mañana, a las 20:00, en el Café Democrático (Lizardo García y Diego de Almagro).
Dentro de la agenda del festival se incluyó la Expo Feria Crew Fenómenos, en la Galería Artholic (Humbolt y San Ignacio) y el lanzamiento del libro ‘Sticker mestizo’, el viernes 18 de diciembre, en el Café Democrático.