Epígrafe de Virgen María en mosaico de iglesia en Chipre plantea un enigma

El mosaico, que muestra a la Virgen María y el Niño Jesús en la iglesia de Angeloktisti, ha sido estudiado para descifrar las palabras que resaltan en la obra. Foto: Twitter John M. Koenig

El mosaico, que muestra a la Virgen María y el Niño Jesús en la iglesia de Angeloktisti, ha sido estudiado para descifrar las palabras que resaltan en la obra. Foto: Twitter John M. Koenig

El mosaico, que muestra a la Virgen María y el Niño Jesús en la iglesia de Angeloktisti, ha sido estudiado para descifrar las palabras que resaltan en la obra. Foto: Twitter John M. Koenig

En el pueblo de Kiti, cerca de la ciudad chipriota de Lárnaca y rodeada por árboles seculares, se alza la iglesia de Angeloktisti, un templo bizantino que atesora un espléndido mosaico del siglo VI, cuyo enigmático epígrafe suscita debates entre los eruditos.

Construida por los ángeles, según cuenta la leyenda, y considerada uno de los mejores testigos del arte sacro de aquel periodo, Angeloktisti es punto de referencia para académicos, pues expresa las ideas religiosas, teológicas, culturales y estéticas de su tiempo.

Construida entre los siglos XI y XII, esta iglesia ortodoxa fue levantada sobre las ruinas de una basílica paleocristiana del siglo V que fue restaurada un siglo después.

De la basílica original data la decoración del ábside, con un magnífico mosaico -del último cuarto del siglo VI- que representa a la Virgen María con el Niño Jesús en su mano izquierda y flanqueada por los arcángeles Miguel y Gabriel.

Precisamente el epígrafe de este mosaico es el que tiene en vilo a la comunidad de expertos, pues en contra de todos los cánones de la época, lleva inscritas las palabras "Ayía María" (Santa María), en lugar de "Theotokos" (la que dio a luz a Dios), como correspondería según la tradición.

"El mosaico, uno de los pocos que se han conservado en Chipre, está considerado como una de las obras mas importantes y espléndidas de su género del primigenio mundo cristiano", explica el bizantinista Andreas Fulias, quien llevó a cabo una investigación histórica sobre la iglesia y sus piezas sacras.

La obra de autor desconocido - dice - "es la representación más antigua de Panayía (el epíteto más común para referirse a la Virgen en la cristiandad oriental) con el Niño que se conserva en Chipre.

"En el periodo preiconoclasta la denominación de Panayía para Santa María era habitual, pero atípica para el periodo y la ubicación geográfica de Chipre como parte del impero bizantino", apunta.

El Concilio de Efeso de 431 decidió que el término para referirse a la Virgen debía ser "Theotokos" y no "Christotókos" (Madre de Cristo), como defendía el entonces Patriarca de Constantinopla, Nestorio. "Esta decisión del Concilio tuvo consecuencias también para el culto y la iconografía de la Panayía" relata el experto.

Por ello, la apelación "Santa María" se encuentra básicamente en obras monofisitas (la doctrina teológica según la cual Jesús solo está presente en la naturaleza divina, pero no en la humana) procedentes de las provincias de Oriente Medio, donde la Cristiandad oriental se había debilitado a causa de la crisis monofisita.

Para Fuliás, la pregunta substancial por tanto es si el mosaico de Angeloktistis, aparte de los elementos iconográficos comunes con otras obras del oriente monofisita, tiene quizás también un carácter teológico de esta doctrina al utilizar un calificativo rechazado por el Concilio.

Por ello, según el bizantinista, no se puede excluir la posibilidad de la existencia de grupos monofisitas en Chipre, "algo testimoniado también por fuentes históricas".

Chipre, desde el comienzo de la era Cristiana en el siglo I, fue un importante puente entre Tierra Santa y Roma por un lado, y Constantinopla, por el otro.

Durante los inicios del cristianismo estuvieron en Chipre el evangelista San Marcos, así como los apóstoles Pablo y Bernabé, que trajeron esta religión a la isla apenas 50 años después de Cristo.

Más adelante pasó a ser provincia del Imperio bizantino, entre los años 330 y 1191, periodo que legó a Chipre un rico patrimonio artístico y arquitectónico.

La tradición bizantina continuó en la isla, a pesar de las invasiones francesa (1191-1489), veneciana (1489-1571) y otomana (1571-1832), así como del colonialismo británico (1878-1958).

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