Este grupo de coreografías ancestrales empezó con niños de 5 años. El propósito fue mantener la danza afrodescendiente. Foto: Cortesía Raíces Negras
Quince años han transcurrido desde que un grupo de maestras de la unidad educativa Dr. Olmedo Portocarrero decidieran crear una escuela de danza tradicional para conservación de la cultura afroesmeraldeña.
Cleopatra Segovia y Jacqueline Coime fueron parte de la iniciativa, quienes empezaron con la formación de niños de 5 años de edad, en el conocimiento de las danzas ancestrales de Esmeraldas.
En esa unidad educativa, que estuvo ubicada en el centro de la ciudad, hasta hace tres años, acudían niños de los barrios populares de la urbe como Isla Piedad, San Pablo, barrio Iris y El Palmar.
A través de la creación de la Escuela de arte, cultura, música y folclor empezó un proceso formativo, en el estudio de las negritudes, con énfasis en sus manifestaciones culturales como danza y la oralidad.
Durante 13 años esta agrupación se llamó Dr. Olmedo Portocarrero, nombre de la escuela fiscal donde nació la idea, pero desde hace dos años se denomina Raíces Negras.
El cambio del nombre se debió a que la escuela fue cerrada por el Ministerio de Educación. Entonces las maestras decidieron continuar con el proyecto que ha permitido la formación de nuevos talentos en la danza y la música.
Unas de las talentosas de la danza es Naomi Cuellar, que empezó desde los cinco años. Ahora tiene 20 y continúa siendo parte de las presentaciones de la agrupación.
Sus inicios fueron bastante duros porque empezó de cero aprendiendo las ocho coreografías de los temas tradicionales de Esmeraldas, como andarele, caderona, torbellino, canoíta, agua largar, bambuco, entre otras.
La directora de la agrupación es Cleopatra Segovia, quien lleva un registro del crecimiento artístico de cada uno de los 20 integrantes, que antes fueron alumnos de la escuela.
Segovia se jubiló hace cinco años del Magisterio, pero ha seguido ligada a la agrupación que ensaya sus rutinas tres veces a la semana en el colegio Eloy Alfaro de la ciudad de Esmeraldas.
La formación de los talentos ha sido integral, pues no se trata solo de danzar, sino conocer el origen de los instrumentos y la presencia de los primeros africanos en territorio esmeraldeño.
Estiven Campos es uno de los jóvenes de 21 años; ha permanecido en la agrupación desde los seis. En este tiempo aprendió a tocar el bombo y la marimba, con énfasis en danza tradicional.
En Esmeraldas existen más de 15 agrupaciones dedicadas al folclor, y son acogidas por la Corporación Casa de la Marimba, que nació hace dos años para impulsar el desarrollo cultural.