Cuadros sobre vida y muerte de San Agustín vuelven a lucir en convento

52 cuadros sobre la vida y muerte de San Agustín pintados por Miguel de Santiago fueron restaurados y regresados al convento. Foto: cuenta de Twitter de la Secretaría de inclusión.

52 cuadros sobre la vida y muerte de San Agustín pintados por Miguel de Santiago fueron restaurados y regresados al convento. Foto: cuenta de Twitter de la Secretaría de inclusión.

52 cuadros sobre la vida y muerte de San Agustín pintados por Miguel de Santiago fueron restaurados y regresados al convento. Foto: cuenta de Twitter de la Secretaría de inclusión.

Un total de 52 cuadros, recientemente restaurados, sobre la vida y muerte de San Agustín, pintados en el siglo XVII por el afamado artista quiteño Miguel de Santiago, volvieron el 13 de abril a lucir en el convento mayor de la congregación de los Agustinos en la capital ecuatoriana.

Las obras, sometidas a restauración por el municipal Instituto Metropolitano de Patrimonio, fueron entregadas por la Alcaldía de Quito a las autoridades religiosas del Convento de San Agustín, en el casco colonial de Quito.}

El alcalde de la capital, Mauricio Rodas, hizo la entrega oficial de las pinturas en una ceremonia especial efectuada en el convento y que contó con la presencia de varios embajadores y delegados diplomáticos de España, Hungría y Honduras, entre otros.

El trabajo de restauración de las obras demandó una inversión de 774.000 dólares y se ejecutó con base en un "profundo plan de rescate" a cargo del Instituto de Patrimonio del cabildo, indicó Rodas.

El munícipe destacó el impulso dado por la Alcaldía para ejecutar el plan de restauración de dichos cuadros y dijo que el trabajo se ha hecho "con la meticulosidad y el cuidado que requiere la intervención de este tipo de obras".

"Su intervención duró más de seis años y complementa otros esfuerzos de restauración que hemos realizando al interior, como la Sala Capitular, el artesonado en el convento, ejecutado gracias al apoyo decidido de la Agencia Española de Cooperación Internacional al Desarrollo" (AECID), remarcó Rodas.

"Continuaremos realizando importantes inversiones en materia de preservación patrimonial, para que nuestro maravilloso Centro Histórico siga siendo el motor de identidad, orgullo para los quiteños y un verdadero imán para nuestros visitantes extranjeros", agregó.

De su lado, la directora ejecutiva del Instituto Metropolitano de Patrimonio, Angélica Arias, contó que el rescate de las obras incluyó el cambio de bastidores con madera de cedro, la limpieza de soportes, el refuerzo de los lienzos, un trabajo en los estratos pictóricos y en capas de protección, entre otras.

Entre los cuadros restaurados figuran 'El Nacimiento del Santo', 'San Agustín ofrece el corazón al Señor', 'Traslado de las reliquias del Santo', 'Tormento de los mártires Agustinos en África', 'Entrega de limosnas a los pobres', 'San Agustín, luz de los doctores', 'Agonía del Santo' y 'San Agustín predica a los Ángeles',

También las obras tituladas como 'Los Símbolos', 'Dormitación de San Sigisberto', 'Biblioteca de San Agustín custodiada por los Ángeles', 'Aparición del Santo a Santa Gertrudis' y 'San Agustín cura a los enfermos', entre otros.

Los cuadros fueron pintadas en el siglo XVII por el insigne artista quiteño Miguel de Santiago, cuyas obras no solamente decoran varios de los edificios patrimoniales de la capital ecuatoriana, sino que también se encuentran en el exterior.

Su biografía relata que fue amigo del pintor colombiano Gregorio Vásquez de Arce y Ceballos, a quien, según se dice, le obsequió el lienzo 'El Alabado', que reposa en la iglesia de San Francisco de la capital de Colombia.

También se pueden encontrar en Roma y en otras capitales europeas cuadros del artista quiteño, cuya fama también está ligada a una leyenda que cuenta sobre su desbordada pasión por la perfección.

Esa leyenda, muy popular entre los quiteños, asegura que el artista ató a uno de sus estudiantes a una cruz para copiar sus rasgos, pero al no conseguir la expresión de dolor que asemejara a la agonía de Jesús, le atravesó una lanza en el costado, con lo que había logrado obtener el semblante deseado.
Ese cuadro fue titulado: 'El Cristo de la agonía'.

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