En el recinto Las Cañas, en Lomas de Sargentillo (Guayas), sus habitantes viven en gran medida del mango. Foto: Mario Faustos/ EL COMERCIO
La cosecha de mango no constituye únicamente un puntal económico para el pueblo montuvio de la Costa. Esa etapa significa, además, un momento de integración para este segmento humano en zonas productoras de la fruta.
En la etapa final de la recolección y comercialización del fruto, familias enteras dedican parte de su tiempo al mango, que guarda una estrecha relación con los montuvios de cantones guayasenses, como Lomas de Sargentillo e Isidro Ayora.
Lomas de Sargentillo, además de ser arrocero, se caracteriza por ser un gran productor de mango en todas sus variedades, siendo el de chupar –el tradicional- el más apetecido. En uno de sus recintos, Las Cañas, a 10 minutos de la cabecera cantonal, los árboles de ese fruto se mezclan con los sembradíos de arroz.
Una de las familias que se dedica a esta actividad es la de Franco Mora. Cada tarde, desde noviembre pasado, han trabajado en la recolección de la fruta junto con otros amigos. Los altos precios por cada caja (USD 15), al inicio de la cosecha, los motivaron.
Hoy, el valor no pasa de los USD 6. Sin embargo, mantienen la tradición. Ellos trabajan en uno de sus terrenos familiares en los que hay alrededor de 100 árboles. “Es una tradición que ha pasado de generación en generación, desde este campo nosotros hemos enviado mangos a Guayaquil, Quito, Cuenca… el mango es parte de la vida de nosotros los montuvios”, relató Jefferson Franco.
Él, de 21 años, mantiene con esta labor a su esposa de 20 años y a su pequeño hijo de 2. Ella, Melissa Fajardo, también lo acompaña en la tarea. La mujer relata que de cada árbol pueden salir hasta unas 13 cajas de la fruta.
Para la jornada se activa el uso de varios artículos que caracterizan a la población montuvia. Por ejemplo, las cajas de madera para almacenar la fruta, las cestas elaboradas a base de fibras naturales y ‘palancas’ de madera para agarrar los mangos en las zonas más altas del árbol. “Apañar”, que quiere decir recoger, es una da las palabras más utilizadas al momento de recolectar la fruta.
Santo Pisco, de 27 años, es otro de los montuvios que dijo con orgullo que se dedica a las actividades agrícolas.
Él bromeó con uno de sus amigos a quien tildó como “jachudo”. Al ser consultado sobre ello, le indicó que le quiso decir que es una persona rebelde, que no acepta sugerencias.
En los alrededores de este campo hay otros sitios en los que también se produce mango para la exportación. El tipo que va a Estados Unidos es el tommy y a Europa, el kent, principalmente.