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La caída del muro en voces literarias

La ficción también relatalos efectos del hito que cambió el rumbo de Alemania y del mundo de fines del siglo XX.

La ficción también relatalos efectos del hito que cambió el rumbo de Alemania y del mundo de fines del siglo XX.

La ficción también relatalos efectos del hito que cambió el rumbo de Alemania y del mundo de fines del siglo XX.

La escritora alemana Charlotte Grasnick dijo en uno de sus más conocidos poemas ‘Autorretrato de frente y de perfil’: “Dos yoes/ hacen dos sombras/ dos yoes/ son dos sueños/ los ojos dos espejos/ van empañándose/ de la respiración del tiempo”. A fuerza de no interpretar arbitrariamente, este poema bien podría retratar la experiencia de una nación dividida.

Para Alemania, un país con la misma historia e idioma, el ­Muro de Berlín -además de todo su peso político- también ­marcó a distintas generaciones en su manera de ver el mundo.

La literatura no deja de reflejar las transformaciones de quienes vivieron tanto en la ­República Federal Alemana (RFA, Oeste) y la República Democrática Alemana (RDA, Este). Autores clásicos como Günter Grass o Krista Wolf volcaron a sus obras los cambios que dejó la caída del muro.

No obstante, generaciones más jóvenes de escritores, entre los que cuentan Ingo Schulze (1962) o la berlinesa de origen turco Yadé Kara (1965) también hicieron suya la experiencia de la escisión en libros como ‘Adam y Evelyn’, de Schulze, o ‘Selam Berlin’, de Kara. Ambas novelas muestran las consecuencias personales que ha tenido la caída en sus personajes.
 
Quien lo trata desde una mirada que abarca consigo más años, haciendo a su vez una perspectiva histórica que se remonta al nacimiento del Imperio Alemán a finales del siglo XIX, es Grass con su novela ‘Es cuento largo’. En ella, se parte de la caída del Muro para mirar los cambios que ha dejado cada acontecimiento en la historia alemana. Esta novela es considerada una de las más polémicas del autor, debido a sus críticas a la reunificación de la RDA y la RFA.

Pero hay muchas otras historias. Por ejemplo, en ‘Algún día nos lo contaremos todo’ de Daniela Krien (1975), la joven María vive en la casa de la familia de su novio. Sin embargo, la vida campesina tranquila que le ofrece dicha estancia se fractura cuando conoce a Henner, un hombre mucho mayor a ella.

El lenguaje descriptivo de Krien no resta la fuerza que seduce y devasta al momento de las grandes rupturas, tanto en la vida de María como en la del pueblo alemán. Así, a modo de metáfora, son más palpables los efectos de la reunificación tras décadas de encierro.

En cambio, en ‘La Torre’, de Uwe Tellkamp, los personajes centrales viven en un barrio residencial de Dresden (ciudad al norte de la RDA). Tellkamp dibuja a los protagonistas como seres reflexivos, negativos y distantes, aficionados a la poesía, la música y las artes plásticas.

Con ese tratamiento, a la psicología de la familia Hoffmann y el familiar cercano Meno Rohde, el autor muestra las contradicciones en el discurso de esa parte de Alemania.

Y ‘Zona de tránsito’, de Julia Franck, reúne a cuatro personajes en uno de los edificios destinados a los refugiados que huían de los regímenes afines a la República Soviética. Con humor descarnado y sutileza, la escritora pone de relieve el desasosiego al que estaban ­expuestos los exiliados no solo de la RDA sino también de Polonia u otros países.

Por su lado, aunque no prometa mucho por su título poco creativo, ‘La caída del Muro de Berlín’, de los franceses Jean-Marc Gonin y Olivier Guez, compila una serie de relatos y testimonios de periodistas, políticos, militares, artistas y manifestantes alrededor de los 35 últimos días del derrumbe definitivo del muro que dividió Berlín.

Según críticos y académicos alemanes, como Britta Lange, la ‘literatura de la reunificación’ -como se la ha llamado- todavía tiene mucho que dar a los lectores.