La ceniza cubre la hacienda colonial San Agustín de Callo, en Mulaló. Está cerrada. Foto: Glenda Giacometti / EL COMERCIO
Un día. Ese es el tiempo que les tomaría a las autoridades del Ministerio de Cultura y Patrimonio trasladar los bienes muebles patrimoniales de Latacunga hasta las instalaciones del Proyecto Arca. Es un espacio de 3 000 metros cuadrados que funciona en el excomisariato de la FAE, en Quito. Para esta movilización, que solo se realizaría en caso de que se active la alerta naranja, la tarea contaría con la cooperación del Ministerio de Defensa.
Dentro de los bienes muebles patrimoniales que serían parte de esta travesía están pinturas, esculturas, libros, colecciones y documentos históricos. Según datos del Instituto Nacional de Patrimonio (INPC), solo en la parroquia La Matriz del cantón Latacunga, en la provincia de Cotopaxi, habrían inventariados 237 bienes muebles, de un total de 661 repartidos en los cantones La Maná, Pangua, Pujilí, Salcedo, Saquisilí y Sigchos que también están en peligro.
Joaquín Moscoso, subsecretario de Memoria Social, del Ministerio de Cultura y Patrimonio, señala que el Proyecto Arca es parte de un plan integral que pretende rescatar y conservar los bienes patrimoniales que están en las zonas más vulnerables. Sobre todo, las expuestas a la caída de ceniza gruesa y de lahares.
No todos los bienes muebles que están en riesgo en las provincias de Cotopaxi y Pichincha irán al Proyecto Arca o a los sitios seguros detectados por el Ministerio de Cultura y Patrimonio. Edmundo Rivera, presidente de la Casa de la Cultura Núcleo de Cotopaxi, pidió a través de un oficio con fecha del 21 de agosto, que la matriz de la CCE los apoye con un espacio físico para almacenar 540 piezas arqueológicas, 120 obras de arte, libros y colecciones.
Raúl Pérez Torres, presidente de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, comenta que se han preparado las bodegas del Museo de la CCE para que se puedan conservar en buen estado todos estos bienes durante el tiempo que dure la emergencia. Esta colaboración -dice Pérez- ya está en marcha.
Una de las acciones que ya se ha tomado, dentro de este plan, son las visitas a las parroquias y cantones aledaños a las zonas de más riesgo para saber el estado de los sitios arqueológicos. Moscoso indica que no se puede hacer mucho por estos lugares. “A través de la Subsecretaría de Patrimonio Cultural se está documentando el estado de estos puntos. En estos lugares se tomarían medidas de recuperación posteriores a la posible erupción”.
Dentro de los territorios afectados estarían zonas como San Agustín de Callo, en la parroquia Mulaló, en Latacunga, y Pucará de Angamarca la Vieja, en la parroquia Ramón Campaña, en el cantón Pangua.
Hasta el lunes 31 de agosto, el INPC tenía inventariados y estudiados 68 sitios arqueológicos en la provincia de Cotopaxi. De estos 23 son superficiales a cielo abierto y 43 tienen la categoría de monumental.
Estos incluyen montículos hemisféricos o irregulares, cimas modificadas con y sin muro de contención, cimientos de muros de estructuras, ruinas arquitectónicas coloniales y montículos piramidales con rampa. Uno de los espacios monumentales es la hacienda Machay-Mashkipungo, en la parroquia Chugchillán, en el cantón Sigchos. Aquí se encuentra Malqui Machay, que según estudios de Tamara Estupiñán, investigadora del Instituto francés de Estudios Andinos, sería la última morada de Atahualpa.
La posible erupción del Cotopaxi también afectaría a 184 repositorios de memoria (bibliotecas, museos y archivos) en las provincias de Pichincha, Napo y Cotopaxi. Para estos espacios se ha implementado un kit de crisis patrimonial que, según Moscoso, se utilizará en los lugares en donde no se va a movilizar bienes. Este kit incluye herramientas para el sellado de puertas y ventanas, el encapsulamiento de documentos y protección del personal. En total serán 200 kits que están en proceso de adquisición.
Uno de las puntos arquitectónicos patrimoniales que se encuentra en riesgo es la hacienda colonial San Agustín de Callo, construida en el sitio de un palacio inca ubicado en Lasso, a una hora y media de Quito.
Mignon Plaza heredó este bien inmueble de su padre y lo convirtió en un hotel para que se pueda preservar. Los muros incaicos de este lugar -dice- tienen una antigüedad de 600 años.
Desde que se decretó la alerta amarilla, el pasado 14 de agosto, este hotel está cerrado ya que se ubica en una zona de alto riesgo. Plaza señala que el viernes 4 de septiembre a las 14:00 estaba prevista una reunión de comité de patrimonio para hablar sobre las medidas a tomar en el tema turístico pero fue cancelada. “Hasta ahora no nos han informado nada sobre el tema patrimonial”.
Para complementar el plan de contingencia, el Ministerio de Cultura y Patrimonio ha comenzado a repartir una guía de medidas preventivas para los bienes culturales patrimoniales. El impreso de 63 páginas incluye actividades para la prevención, respuesta y recuperación de los bienes culturales y un programa de mantenimiento para contenedores.
Moscoso añade que en los próximos días se entregarán dípticos y trípticos a la población. La inversión total de este plan integral es de USD 5 000.