Una de las demandas que todavía no se cumple es la aprobación de la Ley de Cultura. Foto: María Isabel Valarezo/ EL COMERCIO.
La falta de acceso a la seguridad social, la precaria situación de los contratos laborales y las pocas alternativas para la capacitación son una constante en las demandas que los artistas ecuatorianos plantean para este 1 de mayo.
Uno de los gremios más organizados, en la actualidad, es el de los artistas audiovisuales. León Sierra, presidente fundador de la Asociación de Actores Audiovisuales del Ecuador (Uniactores), menciona que este gremio se fundó con el objetivo de promover la creación de un régimen especial de artistas dentro del régimen laboral y de Seguro Social.
Sierra asegura que los actores están siendo explotados, porque no se entiende que su trabajo es de dependencia pero a la vez ocasional. “Al momento nadie vigila que nuestros contratos se cumplan -dice-. Laboralmente no estamos visibilizados como trabajadores”.
Para Iván Morales, miembro de la Asociación Nacional de Artes Escénicas (ANAE), esta “invisibilización” de los artistas en general ha provocado que la sociedad piense que son personas que no pueden generar beneficios para la economía del país.
Según un estudio de el Strategic Research Center de EAE Business School publicado el 2014, en países como Reino Unido y EE.UU. la inversión en bienes culturales asciende al 6,74% y 6,38% del PIB respectivamente. En el país, según datos de la economista Gabriela Montalvo, la inversión en cultura ha bajado en un 45% desde el 2009.
Para lograr que los artistas escénicos logren ser parte de la incipiente industria cultural que existe en el país la ANAE está trabajando para la creación de la Ley de Teatro. “Cuando se habla de cultura -dice Morales- el universo es gigante. Los artistas escénicos necesitamos una ley específica que nos reconozca como trabajadores”.
La única ley vigente que, de cierta forma, defiende los derechos de los artistas es la Ley de Defensa Profesional del Artista. Un documento que fue elaborado en 1979 y que según Eduardo Zurita, presidente de la Federación Nacional de Artistas Profesionales del Ecuador (Fenarpe), ha perdido fuerza por los vetos del actual Gobierno.
A través de esta ley se exigía que para la presentación de artistas extranjeros en cualquier escenario del país se pagara a la Fenarpe un 6% del valor del contrato. Este dinero -dice Zurita- era utilizado para capacitación de los artistas. “ En el país ha existido una explotación inmisericorde a los artistas. Ahora lo que existe es una sobreprotección a los empresarios”.
Para Terry Araujo, director del Frente de Danza Independiente, en el ámbito de la danza las demandas laborales deberían estar encaminadas a concienciar que los bailarines no regalen su trabajo. “Hacer espectáculos gratuitos desvaloriza el trabajo de las personas que nos dedicamos a la danza”.
Araujo sostiene que en el mundo de la danza hay una gran diferencia entre los derechos laborales de los trabajadores de la Compañía Nacional de Danza y Ballet Ecuatoriano de Cámara y las agrupaciones privadas. Estos últimos, según Araujo, no tienen la posibilidad económica de afiliarse voluntariamente al Seguro Social y no cuentan con los auspicios y el presupuesto necesario para gestionar sus presentaciones.
En el caso de los escritores, Raúl Pérez Torres, presidente de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, señala que se debe crear una comisión editorial para decantar los libros que se pueden publicar en el país, sobre todo, para ayudar a los nuevos talentos que en su mayoría no cuentan con un ingreso fijo. “Los escritores ecuatorianos estamos disgregados. Tenemos que reunirnos y dialogar”.