Acusaciones contra Plácido Domingo subrayan diferencias transatlánticas sobre el #MeToo

Nueve mujeres aseguraron que el cantante Plácido Domingo acosó y abusó de ellas sexualmente. Foto: AFP

Nueve mujeres aseguraron que el cantante Plácido Domingo acosó y abusó de ellas sexualmente. Foto: AFP

Nueve mujeres aseguraron que el cantante Plácido Domingo acosó y abusó de ellas sexualmente. Foto: AFP

Apenas semanas después de las acusaciones de abuso sexual contra Plácido Domingo, un coro de bravos resonó en Salzburgo para el prolífico tenor devenido barítono, que lanzó besos al público tras recibir una ovación de pie.

Fue el primero de varios conciertos de Plácido Domingo previstos en Europa -también cantó el miércoles en Szeged, Hungría- que siguen en pie a pesar de que el movimiento #MeToo se encona en su contra tras una ola de denuncias de acoso sexual de varias mujeres.

Las compañías de música clásica en Estados Unidos optaron por la precaución: la Orquesta de Filadelfia y la Ópera de San Francisco cancelaron inmediatamente sus próximos conciertos cuando surgieron las noticias sobre sus acusaciones.

Pero en Europa, las compañías prefirieron esperar, y algunas otorgaron su apoyo al célebre cantor.

Muchos cantantes estadounidenses condenaron el presunto abuso, pero los europeos saltaron en su defensa.

La mezzosoprano española María José Suárez, que cantó varias veces junto a Domingo, dijo que vio a mujeres “perseguirlo”.

“Lo que vi es alguien que es bondadoso, un hombre que ama a las mujeres, como yo amo a los hombres, y eso no es un problema” , dijo en la radio española.

Las reacciones divergentes ponen en relieve una brecha entre Estados Unidos y Europa sobre el movimiento #MeToo y el debate cultural de larga data sobre si una sociedad debe o no celebrar el arte de ciertas personas, pese a testimonios escabrosos sobre sus acciones.

Un pase libre para los artistas 

El cineasta Roman Polanski es quizás la figura más prominente a quien Europa ha dado la bienvenida a pesar de su condena por violación de una menor en Estados Unidos, que sigue buscando su extradición desde que huyó a Francia en 1978, antes de su sentencia.

Polanski debe presentar su 13ª película en el Festival de Cine de Venecia, pero aún no tiene un distribuidor en Estados Unidos.

La última película de Woody Allen fue abandonada por Amazon en medio de un renovado escrutinio sobre la presunta agresión sexual de una de sus hijas adoptadas con la actriz Mia Farrow, una acusación que el cineasta niega vehementemente.

La película quizás nunca llegue a Estados Unidos, aunque ya está siendo exhibida en salas europeas.

La aceptación continua y los elogios de estas figuras son “simplemente horribles”, estima Audrey Clinet, co-fundadora de EROIN, una compañía dedicada a apoyar a directoras de cine emergentes. Para ella, los artistas valorados por sus contribuciones a las artes reciben “un pase libre” y no son sujetos a los mismos estándares que otros hombres.

En Francia, dijo Clinet, las figuras de la cultura acusadas de abuso sexual “todavía publican libros, todavía son invitados a programas de televisión”.

“Es loco ver eso, todo el mundo sabe qué tipo de personas son” , dijo a la AFP esta parisina de 32 años, ahora basada en Los Ángeles. “¿Por qué están trabajando aún?”, preguntó.

Sensibilidad europea 

Durante décadas, muchos defensores de hombres poderosos acusados de crímenes sexuales citaron el cliché de que la cultura estadounidense aún se aferra a sensibilidades puritanas conservadoras.

Ese punto de vista volvió a emerger con el surgimiento del movimiento #MeToo en 2017, cuando el productor de cine Harvey Weinstein cayó en desgracia.

La leyenda del cine francés Catherine Deneuve fue una de las 100 mujeres que firmaron una carta defendiendo la libertad de los hombres de “ conquistar ” a una mujer y atacando el “puritanismo”.

Los estadounidenses también han señalado un cierto arte “europeo” de la seducción al ignorar las acusaciones: la actriz Anjelica Huston, quien estaba en la fiesta en la cual ocurrió el crimen de Polanski, dijo que simplemente las cosas eran así en la época.

“ Es una historia que podría haber ocurrido 10 años antes en Inglaterra o Francia o Italia o España o Portugal, y nadie habría escuchado nada sobre ella. Así es como estos tipos disfrutan de su tiempo”, dijo la estrella de 68 años en una entrevista con la New York Magazine este año.

“Cuando yo era joven, había todo un movimiento playboy en Francia”, dijo Huston, que ha actuado en varias películas de Allen. “Era de rigor para la mayoría de estos hombres como Roman, que crecieron con la sensibilidad europea”.

Atajo perezoso

La historiadora francesa Laure Murat de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) rechazó ese punto de vista en una entrevista al sitio francés Mediapart en 2018. “Gritar sobre el puritanismo y la censura es un atajo perezoso”, dijo.

Detrás de la defensa sistemática de un “gran artista”, Murat señaló “ un deseo deliberado de no adherir al debate”.

Dos años después del nacimiento del #MeToo, Clinet se inquieta de que la fatiga de los escándalos esté abrumando la llama inicial del movimiento.

Pero es optimista sobre el futuro, porque los jóvenes de ambos lados del Atlántico están creciendo con “una nueva educación” en cuanto a temas de acoso sexual e igualdad de géneros.

No obstante, “aún tenemos que defender los derechos de las mujeres cada día”, afirmó. “Nunca terminará”.

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