Simulacro de sismo en la Escuela José Martí, en el Parque Itchimbía.
Foto: Galo Paguay / EL COMERCIO
Como si fuera parte de un examen, niños y maestros responden casi lo mismo al preguntarles qué harían si un sismo los sorprendiera en clases. Hablan de lo básico: ubicarse debajo de las mesas, salir a zonas seguras al escuchar sirenas o voces de alarma, cubrirse la cabeza con los brazos para protegerse de objetos que puedan caer…
A casi un mes del sismo de 5,1 grados en la escala de Richter, del 12 de agosto, en escuelas y colegios se habla sobre prevención ante fenómenos naturales.
El Ministerio de Educación anunció nuevos simulacros entre el 22 y 26 de este mes. Y convocó a nuevas capacitaciones a directivos y profesores. Un eslogan de esta campaña es “agáchate, cúbrete y agárrate”, que se pasa por EducaTv.
Mientras los chicos estudian pueden ocurrir incendios, deslaves, erupciones volcánicas y sismos. Son las amenazas identificadas por la Unidad Educativa Fiscal José Martí.
Consta en el plan de riesgo que, el 4 de agosto, la directora Nelly Miño le pidió registrar al Ministerio.
Este plantel, ubicado al interior del parque Itchimbía, alberga a 700 estudiantes. En cada aula al menos dos chicos tienen una discapacidad.
No obstante, la posibilidad de que se produzca una réplica del sismo de agosto en la jornada escolar no angustia a sus docentes. El ciclo pasado hicieron cuatro simulacros. Fotografías muestran a los profesores en cursos de primeros auxilios, a los alumnos debajo de los pupitres y sentados en el patio, formando caracoles.
El José Martí está en el proyecto Reduciendo el riesgo de desastres a través de la educación en Chile, Perú, Ecuador y Colombia, de Unesco. Pero no es el único que en Quito cuenta con un plan de riesgo. El 90% de establecimientos lo tiene.
El 15 de octubre del 2012, el Ministerio expidió el acuerdo 0443-12, que obliga a los centros a contar con un plan de gestión de riesgos.
En la capital hay planteles fiscales que han tomado con seriedad el tema. En el Colegio 24 de Mayo hay tres simulacros anuales. Y maestros recuerdan que la Defensa Civil organizaba acciones parecidas años atrás.
Brithany Casa Remache, de 10 años, sabía que si escuchaba una voz de alarma debía salir al patio de la Escuela Lilo Linke, que pasó a ser parte de la Réplica Montúfar, en Pomasqui, a 5 km del epicentro del sismo de agosto.
La mampostería de la infraestructura sufrió algunas fisuras. Nada grave. En la Academia Cotopaxi, en Monteserrín, hay un simulacro al mes. El lugar está listo para refugiar a estadounidenses, enviados por su embajada. Tiene 820 alumnos, 40% ecuatorianos. Disponen de una cisterna para la provisión de agua, planta de generación eléctrica, alimentos, ventanales cubiertos con láminas de seguridad. Y un campus, en donde podría aterrizar un helicóptero. Además, su edificio es sismorresistente.
Estos estándares son diferentes al de un grupo no cuantificado de centros fiscales. Mauricio Carvajal, director de Gestión de Riesgos del Ministerio, confirmó que “de la infraestructura antigua no se ha hecho un levantamiento real. Ni el Miduvi lo tiene en el país”. Dijo que hablan con la EPN para levantarlo, mientras coordinan con la Dirección de Infraestructura.
En el 2013 suspendieron actividades en dos escuelas del Centro Histórico, una fue la García Moreno por deterioro en estructura. Sus niños también fueron reubicados.