Los cuerpos del equipo de prensa llegan este miércoles 27 de junio al aeropuerto de Quito

Periodistas de Colombia protestaron por el asesinato de Javier, Paúl y Efraín. Colocaron sus equipos en el piso. Foto: EL COMERCIO

Periodistas de Colombia protestaron por el asesinato de Javier, Paúl y Efraín. Colocaron sus equipos en el piso. Foto: EL COMERCIO

Periodistas de Colombia protestaron por el asesinato de Javier, Paúl y Efraín. Colocaron sus equipos en el piso. Foto: EL COMERCIO

Los cuerpos de Javier Ortega, Paúl Rivas y Efraín Segarra, asesinados por los disidentes de las FARC, serán trasladados esta mañana en el avión de la Fuerza Aérea Ecuatoriana que el lunes 25 de junio de 2018 arribó a Cali.

Tras confirmarse que los cuerpos hallados el jueves pasado en una zona rural de Tumaco correspondían al equipo periodístico, Ecuador empezó a coordinar el transporte aéreo para traerlos al país.

Antes de hacerlo, en Cali se levantó una capilla ardiente. Al lugar llegaron periodistas colombianos, quienes protestaron por el triple asesinato.

Este fue el primero de una serie de actos fúnebres con el que dirán adiós al grupo de trabajadores de este Diario. Para las familias, la capilla fue el primer encuentro después de que los tres fueran secuestrados en Mataje, el 26 de marzo pasado.

Galo Ortega repasó en su mente las historias que le contaría a su hijo, Javier, a su regreso a casa. Imaginó cientos de veces el abrazo de bienvenida, el que olvidó darle cuando se despidió de él, en Quito.

Después de tres meses sin verlo, ayer por fin, a las 15:30, se reencontró con sus padres y hermanos. El escenario no era lo deseado, era una sala de velación, en la funeraria Capillas de la Fe, en Cali. El padre del periodista no pudo abrazarlo ni besar su frente como lo hubiera deseado. Esto, debido al mal estado de conservación de los restos. Aún así, el encuentro era lo que importaba.

Cerca al féretro de Javier, cobijado por una Bandera ecuatoriana, estaban los restos de Efraín Segarra, conductor, y de Paúl Rivas, fotógrafo.

Fue un momento emotivo para las familias de los tres trabajadores. Una mezcla de dolor y de alegría porque pese a todo “al menos tenemos sus huesitos”, repetía Galo Ortega.

Patricio Segarra, hijo del conductor Efraín, quien laboró 16 años en este Diario, también imaginaba con esperanza el momento que volvería a ver a su papá con vida. Nunca cruzó por su cabeza que tendría que ir a buscar su cuerpo en otro país y volver con él, en el mismo avión.

Le consuela la idea de que pronto estarán en el Ecuador y allí más amigos y otros parientes les darán la bienvenida.

“Desde el principio de esta triste historia ellos estuvieron juntos. El homenaje debe ser para los tres y sé que ellos nos están viendo”. Su hermano, Christian, dijo a El Tiempo de Bogotá que sigue como periodista en memoria de su papá.

La decisión de los familiares fue que Javier, Efraín y Paúl, estén juntos durante todos los actos fúnebres que se preparan hasta el viernes, cuando se realizará su entierro, en Quito.

Para Ricardo Rivas, el hecho de tener el cuerpo de su her-mano Paúl significa que logró cumplir una promesa que hizo a su madre de llevarlo a casa. “Creo que para mí madre será el momento más duro. Ella siempre quiso tener la certeza de que murió y tener su cuerpo cerca para visitarlo”.

Cree que, sin duda, hay muchas enseñanzas detrás de este caso y la principal es que esto no se repita, a través de una sentencia. Él resaltó también que el Gobierno ecuatoriano debe garantizar el libre tránsito de los ecuatorianos por todo el territorio. “Ellos estaban en su país”, repite.

A las 19:00, llegaron periodistas locales que acudieron a cubrir la noticia y a dar el pésame a las familias. También lo hicieron integrantes de la comunidad ecuatoriana residente en Colombia.

“Sentimos que ellos forman parte de nosotros”, dijo la periodista Ingrid Tobar, de la cadena RCN, quien coincidencialmente hizo la primera entrevista de alias ‘Guacho’, el líder del grupo armado Óliver Sinisterra, a quién se le atribuye el secuestro y muerte de los ecuatorianos.

Los periodistas locales ingresaron a la sala de velación con rosas y globos blancos. Tenían también un cartel donde estaba impresa la caricatura de los tres comunicadores. Asistieron, además, delegados de las organizaciones sociales y de derechos humanos.

Los familiares han coincidido que era importante cerrar un ciclo emocional e iniciar su etapa de duelo. Sin embargo, el caso no se ha cerrado y seguirán las investigaciones tanto en Bogotá como en Quito. De hecho, los familiares ya delegaron a un representante legal en Colombia que se encargue de vigilar el proceso penal.

Javier Andrade, abogado de las familias, explicó que la pericia hecha en Medicina Legal confirmó las identidades, pero está pendiente la entrega de los resultados de la causa de la muerte, balístico, genetista y antropólogo forense.

La tarde de hoy se organizará una capilla ardiente en la planta de EL COMERCIO, cuyo acceso será exclusivamente para familiares y amigos. El jueves está previsto organizar un velatorio en la iglesia de La Dolorosa. La misa de honras fúnebres será el viernes.

“Queremos que todos los ecuatorianos compartan con nosotros esta despedida. Somos un pueblo solidario y desde el principio nos han demostrado su apoyo, más en estos duros momentos”, señaló Ricardo Rivas.

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