El sábado es uno de los días de mayor concentración en el centro de Cuenca para adquirir electrodomésticos y ropa. Foto: Xavier Caivinagua / EL COMERCIO.
La mayoría de cuencanos se moviliza en un automotor o motocicleta y pocos caminan, pese a que en el Centro Histórico de la capital azuaya no existen grandes distancias. Solo el 31% de las personas prefiere andar por esta zona de la urbe.
Esa información se recopiló en el primero de los 10 estudios previstos en el Plan de Movilidad y Espacios Públicos de Cuenca, que estará listo a finales de este año. Su elaboración fue recomendación de la Unesco a propósito de la construcción del tranvía.
El objetivo es reorganizar el transporte público y privado y garantizar accesibilidad para la movilidad peatonal y alternativa. Otro propósito es recuperar la habitabilidad en el centro que es Patrimonio Cultural.
La azuaya Nancy Feijóo, de 42 años, labora en una institución pública en el centro y solo se moviliza en su automóvil. Según ella, lo hace por tiempo, comodidad y seguridad. Al mediodía, regresa a su casa ubicada en el barrio de Totoracocha para almorzar. El viaje no dura más de 10 minutos.
A ella no le preocupa pagar una mensualidad para guardar su vehículo en un garaje del centro. “Es más seguro manejar mi carro que caminar. Además, me atrasaría al trabajo y no podría almorzar en mi casa”.
El estudio es dirigido por José Luis Cañavate, de la Junta de Andalucía con la asistencia de técnicos del Municipio y de las universidades de Cuenca y del Azuay. De acuerdo con la investigación, 600 000 viajes al día tienen origen y destino en el Centro Histórico. Es una cantidad elevada de viajes si se considera que todo el cantón tiene 569 416 habitantes, según la proyección del INEC.
Otros destinos preferidos son El Ejido, Feria Libre de El Arenal, Totoracocha y Miraflores. Los principales motivos para ingresar al centro son por trabajo, estudio, gestiones personales y compras. El sábado es el día principal para las compras en esa zona. Los cuencanos visitan este sitio para adquirir electrodomésticos, calzado, ropa…
La cuencana Laura Camacho, de 28 años, ingresa al centro una vez por semana. Desde Miraflores llega en bus y camina por los almacenes y mercado. “Camino más de media hora y termino cansada”.
Cañavate dice que el cuencano camina, pero distancias cortas. El 80% solo lo hace por cinco minutos al día y el resto entre seis y 30 minutos. Si bien aún no se determina la causa, el español cree que los recorridos no son agradables para el peatón, sino hostiles por la cantidad y velocidad con que circulan los vehículos. “La razón se conocerá el próximo mes”.
Alfredo Aguilar, gerente de la Empresa Municipal de Movilidad, dice que al peatón hay que ofrecerle facilidades de espacio y tiempo en toda la ciudad y especialmente en el Centro Histórico. “No se quiere peatonizar la zona, sino ordenar el transporte y dosificar su ingreso…”.
Según Cañavate, la movilidad urbana está asociada a la concentración de negocios y equipamientos administrativos, laborales, turísticos, educativos y de salud en el Centro Histórico. Recién hace tres años empezó el desplazamiento de instituciones a otras zonas como El Ejido, Yanuncay y avenida Ordóñez Lasso.
Por ejemplo, en el centro de la ciudad están las principales instituciones públicas como la Gobernación, Municipio, Prefectura, Fiscalía, entidades financieras, centros educativos primarios y secundarios… También tres de los seis mercados más grandes.
En el 9 de Octubre, 10 de Agosto y 3 de Noviembre se concentran cientos de comerciantes de productos de primera necesidad. Para Cañavate, eso crea la necesidad de entrar al centro. Esa concentración de actividades desplazó a la residencia familiar.
Desde hace más de 10 años, el centro dejó de ser altamente habitable. De acuerdo con Áreas Históricas y Patrimoniales del Municipio, dentro de las 482 hectáreas de la zona solo habitan 49 363 personas. Hace una década vivía más del doble.
Eso preocupa, dice Monserrat Tello, edil y presidenta de la Comisión de Áreas Históricas y Patrimoniales. El Municipio prevé recuperar casas para residencia de turistas y estudiantes y subir a 64 000 el número de habitantes.