Tensión por ahorcamiento de seis presos en la cárcel de Turi en Cuenca

Los presos aparecieron por las ventanas de sus celdas para decir que están bien. Foto: Xavier Caivinagua para EL COMERCIO

Los presos aparecieron por las ventanas de sus celdas para decir que están bien. Foto: Xavier Caivinagua para EL COMERCIO

Los presos aparecieron por las ventanas de sus celdas para decir que están bien. Foto: Xavier Caivinagua para EL COMERCIO

Mientras un grupo de presos protestaba en la cárcel de Turi, en Cuenca, seis privados de libertad morían ahorcados. A las 11:30, los cadáveres, colgados en diferentes celdas, fueron hallados por otros detenidos. Las autoridades contaron que dos cuerpos estaban en el pabellón de mínima seguridad, tres en mediana y uno en máxima seguridad.

Medicina Legal retiró los restos y los examinó pasado el mediodía. No encontraron signos de violencia ni de tortura.

Los investigadores no descartan que se trate de una venganza o de un suicidio. La Policía y la Fiscalía investigan qué pasó ayer y los días anteriores.

La muerte de los privados de libertad se produjo un día después de que 12 internos del Turi fueran trasladados a la Cárcel Regional de Guayas.

Ese hecho generó malestar en la población penitenciaria y ayer un grupo expresó su molestia, pero no llegó a ser un amotinamiento ni hubo destrozos en las instalaciones. Un funcionario señaló que los presos se negaban a ingresar a sus celdas y pedían hablar con los funcionarios del Servicio de Atención Integral de Personas Privadas de Libertad.

Desde hace cinco meses no se habían registrado muertes en ese centro de reclusión. La última ocurrió el 18 de septiembre del 2019. Ilber G., quien cumplía una sentencia de 12 años de prisión por asesinato, fue encontrado en su celda ahorcado. El hecho ocurrió una semana después de haber trasladado a un recluso, quien dirigía una banda interna.

Sobre los seis fallecidos, esta Diario conoció que se tratan de Estalin E., sentenciado a tres años por robo; Pedro N., quien cumplía una pena de 25 años por robo agravado; Carlos M., 40 años por plagio y asesinato. Adilson L. estaba sentenciado a 13 años por asesinato. Jorge C. cumplía una condena de 29 años por violación, y Darío M ., 20 años por el delito de asesinato.

Un vehículo del servicio de Medicina Legal llegó a la cárcel para sacar los cuerpos.

Inteligencia Penitenciaria sabe que detrás las muertes que se producen en las cárceles del país existen distintas motivaciones. La principal es la venganza. Pero también están los sicariatos que los cabecillas ordenan en contra de sus rivales. La intención es “ganar territorio” dentro y fuera de los centros de reclusión.

Quienes manejan datos internos de las cárceles dicen que este fenómeno ocurreporque allí operan bandas como Los Choneros, Latin Kings, Los Lagartos, Los Gorra, Los Cubanos y otras.

“Ordenan muertes dentro y fuera de las cárceles”, indica un investigador de la Policía.

En enero pasado, el jefe policial Patricio Carrillo dijo que en los centros penitenciarios manda solo un grupo delictivo.

Un crimen vinculado a una disputa entre Los Choneros y Los Lagartos se reportó el 9 de febrero en Esmeraldas.

El preso Alexander L. fue asesinado dentro de un hospital de la urbe. Él había sufrido un atentado dentro de la Cárcel de Esmeraldas, pero sobrevivió. Un día después, dos hombres disfrazados de policía y de doctor ingresaron a la clínica y lo acribillaron en presencia de un policía, que hacía de custodio.

Según las investigaciones, Alexander L. fue herido con un cuchillo dentro de la cárcel y recibió atención médica. Cuando salía del policlínico recibió un disparo en el hombro y fue llevado al hospital.

Ayer, tras el levantamiento de los seis cuerpos, el concejal de Cuenca, Cristian Zamora, denunció que en ese centro existe sobrepoblación. Tiene capacidad para 2 716 internos y están recluidas 2 771 personas. Allí, hace un mes, la Policía hizo una requisa y encontró 48 armas cortopunzantes.

Afuera del Turi había mujeres que lloraban por las muertes. María G. estaba angustiada, porque desconocía si entre los fallecidos estaban su esposo o su hijo, ambos condenados.

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